miércoles, 30 de enero de 2008

CUMPLEAÑOS


Lo pensó por primera vez cuando detuvo al primer traficante, después de haber actuado durante meses como infriltado. Lo siguió pensando a lo largo de los años, cuando sermoneaba en comisaría a tantos desgraciados incapaces de desengancharse. Ya jubilado meditó varias veces sobre la cuestión. El, profusamente condecorado en la brigada de narcóticos, dependía de no menos de siete pastillas diarias para mantener el tipo. Pero ya ni eso valía. Carcomido por la soledad y el dolor, estaba decidido a llevar de una vez a cabo su viejo plan. Llegó el día de su cumpleaños y era incapaz de definir la increíble cifra que completaba. Así que manejó el utillaje como siempre había imaginado y antes de perder definitivamente la conciencia recordó lo que tantas veces le habían repetido: “Si Dios inventó algo mejor, se lo guardó para él”.

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