miércoles, 25 de marzo de 2009

RITO


Tal como hiciera su padre y mucho antes su abuelo, el joven se lanzó a correr delante de los toros en un rito que combina destreza , inteligencia y resistencia. Un rito además peligroso en el que algunos pierden la vida o resultan gravemente heridos.
El muchacho se arrancó con determinación, como movido por un resorte ancestral, corrió sin perder de vista a los temibles morlacos y supo saltar a un lado en el momento preciso, poniéndose a salvo mientras los toros seguían su impresionante trote. Al atardecer, orgulloso y satisfecho, pintó con sangre de ave la impresionante figura del astado sobre la pared de la cueva, soñando que algún día los nietos de los nietos de sus nietos, revivirán la gesta.

1 comentario:

El Conde de MonteCristo dijo...

("No me toques el rito que me irrito" juas juas)

Buen giro el de la prehistoria. Entra directamente en tu top five.