sábado, 16 de julio de 2011

¡EXPLICASELO RUBENSITO!

"Mañana cumpliré 63 años, algo insólito ya que de pequeñito todos los virus del barrio me preferían a mí. Es la segunda vez que cumplo años acá. La anterior vez fue en San Sebastian y recuerdo muy bien lo que me regalaron: una boina y una camiseta que decía: me cago en el quinto centenario. Conservo las dos cosas".
Ruben Blades estuvo de nuevo entre nosotros. Dos horas de show muy variadito con muchos números rescatados de su pasado más remoto y largas presentaciones en clave anecdótica que lo acercaban a veces al monólogo humorístico.
Vimos ayer en Vitoria a un Rubén menos político -aunque sus incursiones en la materia fueron contundentes- y mucho más vivencial. Supimos así que su abuela se apellidaba "Azpiazu" (hay que oirle a él pronunciarlo) y que ella le habló por primera vez de la muerte. Supimos que fue el primer miembro de su familia en grarduarse y que ahora mismo está terminando otra carrera. Supimos de su admiración por García Márquez y de las horribles críticas que tuvo su disco basado en textos del escritor. Aunque le costó, finalmente el público de cancha se deshizo de sillas y vallas y terminó uniéndose al bailoteo general de los que estábamos en los laterales de pista.
Cumplió con solvencia la banda de Roberto Pacheco ("Una buena muestra del éxito de las políticas de reinserción en las cárceles de Panamá", como lo presentó Rubén) y tuvimos un sonido de lujo toda la noche,  también en el recital previo del pianista  Michel Camilo y el percusionista Giovani Hidalgo  .
Al salir tuve encuentros alucinantes con personas a las que no veía desde el pleistoceno como el mítico manager de Itoiz Matxitxa o el guitarrista y técnico de sonido Kaki Arkarazo, recien llegados de Cuba. La noche de Vitoria se alargó mucho más de lo razonable con viejos amigos reencontrados gracias al pana Blades y ello hace que esta crónica, o lo que sea, sufra, sin duda, las consecuencias.
Es la tercera vez que lo veo y nunca me ha decepcionado. Se le notaba, eso sí, la voz un pelín tocada pero lo supo resolver sin recurrir al viejo truco de los solos interminables. Por allí desfilaron Juan Pachanga, Pedro Navaja (coreada en su integridad por la peña) , su madre aterrada junto a la televisión, los hombres y mujeres de plástico, los ojos de perro azul, el barrio que fue "cuna de su alma inmortal" y se echaron de menos a Pablo Pueblo, a Ligia Elena y su trompetista y al indio contrabandista del Orinoco. Pero no pasa nada, "Todos Vuelven" y seguro que Rubén lo hará. Así lo espero.  

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Grande el Señor Blades, Grande el señor Moso.
Nano Santurtzi Oi!

nineuk dijo...

Grandísimo Nano, espero verle en la próxima concentración gastronómica santurtziarra!

habie dijo...

a ver si de verdad nos vemos, y que vuelva Rubén, no me importaría celebrar otro cumpleaños con él.

nineuk dijo...

Eso , eso, y que vengan huevos Kinder y panes con mucha sal!!! (ya tu sabes)