DE MADRID AL CIELO -PASANDO POR DURANGO-

Puente en Madrid. Voy en buena compañía, en mi coche “made in Japan”, atravesando Castilla hacia la capital del Reino.
Agradable reencuentro con muchos recuerdos pero siguen los cambios vertiginosos que me sorprenden en cada nueva visita. En el centro China se apodera de calles enteras, pero todavía es posible ver signos de resistencia: tiendas de sombreros o de objetos religiosos atendidas por dignos dependientes autóctonos se entremezclan con otros clásicos: el barman hablador que “tira” las mejores cañas del mundo, el taxista enfadando con la vida, los  trileros, los carteristas, los mendigos mutilados que podrían haberse escapado de un cuadro medieval del Museo del Prado…

Vemos la obra "Fuga" firmado por el dramaturgo catalán Jordi Galcerán. Decepcionante. Disfruté mucho con “El Método Gronhol” y me habían hablado de similitudes, pero de eso nada. Para ver teatro a lo Lina Morgan prefiero el original, que al menos no te trata de vender monsergas. Sin embargo, el público se reía a carcajadas con las toneladas de sal gorda que arrojaban desde escena. Tal vez sea yo el que no capta tanta gracia.
En cambio acierto pleno con “The Do”. La sala Caracol los recibe con una buena entrada y el dúo Franco-finlandés responde con un directo de esos que te hacen sentir en el día perfecto el lugar adecuado, viendo a un grupo en su pleno esplendor. Sonido de lujo que permite distinguir con nitidez la variadísima gama de instrumentos que sacan. Eso sí, me cuesta acostumbrarme a la falta de humo en los conciertos.
El rastro, una visita imprescindible. Allí compré en su día a un gitano el “Never Mind The Bollocks” de los Pistols por 200 pesetas y por allí me vi corriendo en su día entre la quincalla desparramada escapando un ataque fascista.. Ahora todo está mucho más organizado pero sin perder por completo su sabor. Una vendedora canta las virtudes de su paquete de bragas de oferta fabricadas en Taiwán a una pareja de chicas (¿rusas?) mientras, un grupo de músicos africanos ponen banda sonora a la escena.
En la "Plaza Mayor" ya no se ven tantos “Chenchos” en el mercado navideño. La cola para comprar lotería en “Doña Manolita” se extiende hasta el infinito.
Todo este cruce racial y cultural, se hace más evidente que en ningún otro lado en el metro. Los músicos de Europa del este dominan los rincones del laberinto subterráneo. Algunos de ellos resultan asombrosamente buenos. En el interior de los vagones, sin embargo, abundan los latinos interpretando melodías a salto de mata.
Estamos de vuelta otra vez. El viaje se hace  muy corto,  Madrid parece estar cada vez más cerca. La feria de Durango, parece el lugar ideal para recuperar el sabor casero. Los “aspaldikos”se multiplican en un ambiente de talo con chorizo y el idioma más viejo de Europa se deja escuchar generosamente. "Moroak gara Behelaino Artean?" Es el libro más vendido. Lo firma un escritor que -por lo que dicen- vive en un país remoto desde hace ya bastante tiempo. Cuando Unamuno se hizo esa pregunta, seguro que no suponía que tantos musulmanes vivirían entre nosotros.
¿Alguien recuerda los disturbios anti-globalización?