martes, 4 de marzo de 2014

CLARA SANCHIS: LAS NIÑAS

CLARA SANCHIS
Frente a un helado cremoso, conversaba con un hombre de estos tiempos. Un hombre moderno, de nacionalidad italiana, que se mueve en las vanguardias artísticas casi futuristas del norte de Europa. Conocedor de las corrientes que concilian el uso de la tecnología con el saber, desde una visión humanística; amante de la ciencia y la filosofía, defensor vehemente de los valores de igualdad. Y padre de un niño y una niña. Rozábamos un futuro luminoso con la punta de la lengua. Hasta que empezó a hablar de su familia, en concreto de los últimos años de vida de su padre. Me reconforta que se fue con la felicidad de saber que tenía un nieto, dijo. Dos, corregí tontamente, como si la nieta se le pudiera haber olvidado por una distracción baladí. Sí, bueno, pero el niño asegura la continuidad de la familia, dijo él. ¿Y la niña no?, sugerí yo, sin entender de qué me estaba hablando, aunque mi cucharita empezara a escarbar inquieta en el helado, con cierta tensión antropológica. Bueno, ya sabes, me refiero a la importancia de la continuidad del apellido, me aclaró, encogiéndose de hombros y mirándome con una complicidad escalofriante, como si la humanidad entera, empezando por mí, compartiese esa visión incontestable. Me refugié removiendo los restos de un helado tan fundido como yo.
Horas después, la frase, con mayúsculas –La Importancia de la Continuidad del Apellido–, seguía zumbando en mis oídos. Nunca la había escuchado en vivo y en directo. Tal vez en alguna película de herencias en blanco y negro. Pero el hombre más moderno que conozco me la acababa de espetar en plena cara, llena de vigencia. El interior de su cráneo se me presentó como un misterio insondable. ¿Puede haber más hombres a mi alrededor, pensando ese tipo de cosas sobre sus hijas y sus nietas? Pensé en esa niña que no lograba provocar la verdadera felicidad de su abuelo, por más que le canturreara al oído, sentada en sus rodillas, con un lazo muy rosa en la cabeza, ajena a los efectos menguantes de su vagina, en un país en el que todavía impera el apellido paterno. Las niñas del mundo se agitaron en mi cabeza bailando el corro de la patata.

Aquí, al menos, con nuestras leyes, el padre que sienta una necesidad insoportable de preservar su apellido, podrá convencer a sus hijas para que peleen por colocárselo a sus futuros nietos. Digamos que las hijas cobran cierto interés, al poder batallar como un hombre por conservar los apellidos de su padre. Porque dudo que las madres sientan la llamada de la Importancia de la Continuidad de sus Apellidos, cuando llevan perdiéndolos por el camino toda la vida de Dios. No parece que esta temática despierte mucho interés entre nosotras. Aunque quizás deberíamos usar las leyes para dar un golpe de timón, y mover los apellidos de sitio. Por sacudir las alfombras.

9 comentarios:

eccemomo dijo...

Aparentemente increible la "simpleza" de tal "moderno intelectual". Puede que no sea ni una cosa ni la otra, sino un simple tontaina. O, peor pero más probable, que sea una muestra del mundo por el que pasamos, lleno de mentalidades míticas, arcaicas, ingenuas, navegando entre toneladas de presunción tecnológica. La racionalidad siempre será una leve costra sobre una inmensa herida de prejuicios ancestrales. Saludos Bro.

nowanda dijo...

Lo del apellido - y en esta tierra nuestra como ya sabemos, algunos le han dado ha este tema una relevancia trascendental - es una tontería supina. Precisamente por heredarse vía paterna nadie lleva - llevamos -el apellido que le/nos corresponde realmente... fijo que en algún momento, siglos atrás o recientemente, se ha colado algún espermatozoide que no debía. Es pura estadística

nineuk dijo...

Si, realmente parece una tonteria pero, seamos sinceros, pesa mas de lo que parece. En sutiles relevancias sociales, en posibilidades de acceso a tal o cual cargo...simplemente en eso tan de moda que consiste en "tener una buena marca". Es por ello que en los cambios que conocemos casi siempre se sacrifican los "perez" y "lopez" en favor de otros más "nobles". Por lo demas comparto la esencia de vuestros comentarios y si, fijo que hay mas de un espermatozoide con alzacuellos por ahí...

Alfonso dijo...

Es que hay gente por ahí que va por la vida como si fuera la Champions, sólo piensa en pasar de ronda... en forma de apellido. Y claro, el segundo apellido en Italia no se clasifica. Para los que tenga ese problema les recomiendo que se vayan a Brasil, que allí clasifica el de la madre.

nineuk dijo...

Desconocía el dato camarada, como buien dice nowanda, tiene lógica. Ellas son las madres siempre y nosotros...casi siempre...brazos de mar.

susana dijo...

ZORIONAK!!!!

nineuk dijo...

Eskerrik Asko! muxu handia!!

Anónimo dijo...

Antes de entrar en la UE en un viaje a Portugal, un agente de aduanas me entregó una cartilla-visado rellenada a mi nombre despues de pedirme mi documentación, y me encontré que figuraba mi nombre y mi segundo apellido. Le dije que estaba erroneo, y el tipo que no, que estaba todo correctamente expedido.
Total, que alli el primer apellido es el de la madre...
La logica es aplastante: la maternidad es un hecho, y la paternidad es un acto de fé.

nineuk dijo...

Me ilusiona particularmente que una entrada de hace dos años siga viva. la verdad es que entonces yo era ajeno a la apellidomania que vendría con el tiempo. Me sigue pareciendo un artículo genial, de arriba a abajo.