domingo, 14 de junio de 2015

RESACA



Al día siguiente se levanto con el habitual mareo de la cama, esta vez agudizado por la agitación de las últimas horas. Caminó a tientas hacia el baño y se aposentó a duras penas en la taza del inodoro, sintiendo ese maldito punzón en la espalda .Procedió a evacuar con dificultad mientras la próstata ejercía su doloroso boicot habitual. Y para eso le habían concedido el premio Nobel…

3 comentarios:

Antxon Rabella dijo...

Nos vendieron la caramelosa idea del éxito y nos la siguen vendiendo.
A Vergas Llosa no le valió la plenitud del triunfador que ha llegado a lo más alto con el Nobel. Creo que ya dijo alguien que arriba te sientes muy bien cuando llegas pero luego llega el vacío de la soledad. Al final por muchas cosas brillates y geniales que haga cualquiera, llega la resaca. Y como nos dices por medio de un despertar asqueroso, éste te recuerda la realidad. Y la vida no tiene finales felices. Perdón por la vulgar trascendencia.

Antxon Rabella dijo...

Ostias, veo que la perversa melancolía fatalista que me atrapa en momentos como el de ayer, (aunque lo haga en general cada vez menos), me hace seguir dándome hostias contra mí mismo.
Barkatu Roberto, dado el estado en que me puedo encontrar en según qué momentos, y dado también el consiguiente comentario atormentador que pueda soltar al respecto, será mejor que me comunique contigo sólo por email. Menos mal que cada vez domino mejor las resacas de todos modos. Besarkada eta indarra zuentzat Roberto. Zutik jarraituko dugu.

nineuk dijo...

Jeje je. No se si lo has escrito aposta pero lo de Vergas Llosa es todo un hallazgo. Por lo demás, elige la forma de comunicarte que mejor te siente. No te negaré que a mí me gusta sentir que hay alguien al otro lado del blog. Y aunque hace tiempo que le soy infiel con Facebook (que es mucho mas agil y sociable) Me sigue gustando alimentar este fanzine personal (¿qué es un blog casi-siempre más que eso?)y recibir algún que otro comentario. Si encima añaden pensamiento pues miel sobre hojuelas