jueves, 22 de septiembre de 2016

DUELO





Mi amigo y colega en tareas periodísticas Iñaki Sobrinos (Revista "Goian", dentro de "Funeuskadi") me invitó a tomar parte en una mesa redonda sobre el tema del "duelo".  La verdad es que resumir el buen rato que estuvimos charlando para poder incluirlo en un especio determinado no es tarea fácil. Pero muchas de las cosas que se dijeron han quedado reflejadas y aquí os lo pego, por si os ineteresa.     

MESA REDONDA SOBRE EL DUELO

A lo largo de los anteriores números de nuestra revista hemos ido viendo las diferentes manifestaciones del Duelo. La pérdida de un ser querido desencadena una serie de reacciones, tanto a nivel físico como psíquico, que con una adecuada información podemos afrontar de una manera más fácil y sencilla.

         Sobre la mesa diferentes cuestiones sobre el duelo, nuestros contertulios, Susana Fernández de Liger psicóloga y colaboradora de Goian; Roberto Moso, conocido periodista de EITB y colaborador del Correo, y por ultimo Julio Garzón medico con una amplia experiencia en el terreno forense.
Goian. - ¿estamos preparados para el Duelo?
Garzón. - Yo creo que lo más importante es en que circunstancias se produce ese duelo. La pérdida puede ser un proceso inesperado o por el contario un el largo periodo de una enfermedad. Hay que diferenciar como se llega a esa perdida y como gestionarla.
Susana. - Yo creo que es una experiencia difícil y no creo que estamos muy preparados cuando nos llega. Sí que es verdad, que cada caso es único y que son distintos en función de la edad y el momento en el que se produce. Lo que me llama la atención es que para ser un hecho que sabemos que va a suceder, no tenemos unos conocimientos mínimos para afrontarlo. Aprendemos a fuerza de palos. Hay miedo a hablar de este tema.
Roberto. - Creo que influyen mucho las circunstancias en las que se ha producido esa perdida. No es lo mismo que se muera de cáncer un hijo de 23 años, que deja una situación difícil de superar, que se muera la abuelita de ochenta y pico.
Garzón. - La muerte no se acepta, aunque sabemos que aquí no vamos a quedarnos para siempre, no la aceptamos. La muerte se entiende como algo sucio, no deseado, es algo feo que hay que apartar de nuestro entorno. La sociedad lo que nos está poniendo por encima de todo es la vida.
            El duelo es una actitud ante una perdida que puede ser enfermiza o no; pero es la perdida en si la que da paso al duelo.

Roberto. - Yo creo que la tendencia es teorizar sobre todo y etiquetar, y por supuesto sobre el duelo, también; llegar a un punto en el que la etiqueta sea un salvavidas que sirva para superar la situación. Cuando te dan unas explicaciones sobre la perdida de tu ser querido, eso ayuda a poder afrontar el dolor. Tendemos a clasificar todo de manera que las culpas sean menos culpas.
Garzón. - Hay perdidas que son bienvenidas, bien sea por la mala convivencia que ha habido con esa persona, o por los conflictos que se han originado en el seno familiar. Por ejemplo, cuando tratamos con problemas psíquicos, esta pérdida supone algo liberador.
Roberto. - Cuando ves que la persona está sufriendo, su muerte supone una liberación para todos, empezando por el que se va.  
Susana. - Yo sí creo que viene bien tener unas nociones y unas ideas sobre el duelo. Aunque luego no es lo mismo una muerte con veinte que con ochenta años, una muerte que viene de una larga enfermedad que otra que se produce de forma repentina. Hay un gran número de variables que hacen que cada duelo sea diferente. Saber que hay determinados sentimientos que son normales. Resulta que ha muerto la abuela con una larga enfermedad de alzhéimer y por un lado siento la perdida, pero por otro me alegro y este sentimiento liberador me hace estar mal. Tenemos que identificar y asumir que es normal sentir esa liberación y no somos malas personas, todo lo contrario, es normal.

Goian. - ¿Existen iniciativas por parte de las instituciones?
Garzón. - Osakidetza tiene un Icono que es una mano azul que a los médicos nos indica que esa persona tiene unas “últimas voluntades” hechas. Si que hay iniciativas desde las instituciones sanitarias para que los ciudadanos conozcan, que cuando se llega a una situación en la que no se pueden tomar decisiones, que la medicina no mantenga artificialmente a la persona. Por otra parte, quienes se apuntan a este programa de “últimas voluntades” mayoritariamente, son mujeres. Yo creo que la mujer es la cuidadora por excelencia del débil y ve ese duro proceso y no quiere esa situación para ella. Prefiere morir con dignidad.
Susana. - Si creo que hay iniciativas desde las instituciones, pero a nivel de sociedad casi no se conocen. Y sin embargo empieza a darse debates, no oficiales, con el tema de la eutanasia, gente que busca una salida digna.
Roberto. - Hay que tener en cuenta que en sociedades similares a la nuestra no esconden la muerte. Sirva de ejemplo los protestantes, las tumbas están junto a la iglesia a la que acuden a realizar sus ritos. Aquí la idea es sacar los cementerios lo más lejos de la ciudad, que no empañen las vistas de nuestros hogares.

 Goian. - ¿Cuál es el papel de la cultura y la religión en este tema?

Garzón. - No es lo mismo una cultura judeo-cristiana como la nuestra, donde la muerte, según los creyentes, te lleva a un lugar mejor, que el mundo musulmán, donde lavan los cadáveres porque si no pierden la pureza y sin esta pureza no pueden entrar en su cielo. Recuerdo que me toco un accidente de una familia musulmana en el que falleció la hija del matrimonio. El padre me decía que por favor no la tocase, que no hiciera la autopsia porque su hija no podría ir al cielo. No solo es la perdida, cuando se es creyente la religión juega un papel importante en el duelo.
Roberto. - Creo que las creencias religiosas ayudan mucho cuando pierdes a alguien, y a mí, me da envidia. Recuerdo que los padres de una de las chicas que perdieron la vida en aquella discoteca de Madrid donde se celebraba la fiesta de Halloween, decían que ellos estaban tranquilos que sabían dónde estaba su hija y lo que querían era justicia. Sus creencias les hacían afrontar la perdida de una forma sosegada.
Susana. - Sí que te hace quedar mejor contigo mismo, aunque el vacío está presente.

           


               

9 comentarios:

Antxon Rabella dijo...

Yo pienso que la muerte es un tema tabú en nuestra sociedad, seas o no seas creyente (además la mayoría de la gente se declara no creyente, aunque siempre están los del por si acaso). La muerte simplemente, como dice Roberto, se esconde, y cuando aparece, salvo para aquellos a los que ha roto el corazón, tanatorio rápido, incineración y hay que seguir cuanto antes.

No seré yo quien diga si una cosa es mejor que la otra. Pero hay una cosa, con respecto al muerto. Sin entrar mucho en protagonismos a mí me sucedieron cosas, que me quitaron casi todo el apego a la vida; desde ese punto de vista a uno le cuesta comprender el apego tan fuerte a la vida que ve en otras personas que dicen que la vida es una estafa porque te la quitan. Tampoco estos entienden a los que la desean. Soy un creyente muy extraño, y no tengo nada claro si hay vida detrás de la muerte; por tanto mi creencia no se fundamenta en sentirme mejor con respecto a la muerte y a su consecuencia, que puede ser la NADA. Por extraño que parezca, creo en un hombre que marcó una generación, pero tengo muchas dudas sobre lo de ir a un lugar mejor.

Es cierto, es un tema muy complicado; lo que sí sé muy bien es que hay muchísimos suicidios; no nos enteramos de ellos porque los jueces se encargan de que eso no se divulgue para no provocar un efecto llamada para quien está pensando en la posibilidad del suicidio.

Por tanto uno se encuentra en su experiencia con gente que dice que todo tiene solución menos la muerte, y que tienen un miedo a la muerte treméndamente alto (no me considero mejor ni más valiente por no tenerlo; circunstancias) y otros que en momentos de desesperación absoluta que se alargan en días y meses pueden pensar que no, que la solución es, precisamente, la muerte, vayas a la nada o a algún sitio.

Falleció un tío muy muy querido mío hace muchos años, diecinueve. Todavía nos acordamos de él y de lo especial que era. Tal y como se dice, todo depende de como te pille. Yo estaba saliendo de unos años fatales y fue puntual, pues en cuanto a sufrimiento, tenía mucho trabajo en cuanto a ir saliendo del mío interno. No sufrí casi nada por su muerte, y eso no es cuestión de culpas, sino del hecho de en qué punto emocional estaba yo. Sigo acordándome mucho de él muchas veces, toda la familia le recordamos con inmenso cariño todavía.

Cada uno lo vive de diferente forma y hay veces en que el duelo (que no he probado en su fase más cruel) es terrorífico. Como lo fue el de mi tía, hermana de la ama, esposa de el tío mío del que hablo, que aún no siendo de sangre, nos dejó una huella imborrable. Para mí era un hombre especial y ejemplar pero no sufrí, y no me siento culpable a pesar de haberle querido mucho.

Antxon Rabella dijo...

Quise decir civilización en vez de generación.

nineuk dijo...

Supongo que calificar, etiquetar y estratificarlo todo nos ayuda en la vida. Son como muletas para el alma.
-¿Te has enterado, Fulano se ha suicidado.
-Dios, no jodas... pero si se le veía bien.
- Ya pero tenía síndrome bipolar...
Parece como si algo así lo explicara todo. No te comas la cabeza con que estaba en paro, o le faltaba cariño, o estaba asqueado de la vida...no, "Era bipolar" ¡Ah! claro, ahora se explica todo.
Y luego está eso otro:
_ Fulano está jodidisimo, ya sabes, la muerte de su mujer le tiene hecho polvo.
- Bueno, tiene que ir superando las fases del duelo, ahora está en la negación...
Ah vale. Todo bajo control. Es una simple cuestión de repetir la plantilla que vale para todos. Como si a todos nos doliera igual, de la misma forma, el mismo tiempo, Como si no hubiera duelos insoportables, livianos, resignados...

susana dijo...

Escribiría tanto sobre el duelo y tan "políticamente incorrecto" que prefiero abstenerme en un foro público. Aunque si os comento que después de duelos importantes y a diferentes edades, siempre que leo a personas "profesionales" que hablan de ésto me quedo fría por el simple, teórico y encasillado tratamiento que se le da al asunto, como cuando se habla desde la teoría de personas adictas a cualquier sustancia, o de enfermos de cáncer, todo lo que conlleva una situación difícil del alma se trata precisamente con poca alma...
Un abrazo.

Antxon Rabella dijo...

Pues yo Susana veo cierta similitud entre lo que tú dices y lo que apunta Roberto. Más. También entre lo que yo siento, independientemente de lo que haya dicho yo en el primer comentario. Porque al fin y al cabo los "profesionales" son, a veces, un obstáculo, así como las ideas. Me tengo que enfrentar el miércoles a una psiquiatra joven sustituta (24 años de tratamiento llevo ya), con la que tuve una pequeña enganchada. Esta sí que va a poner cada sentimiento en estanterías, esta si que me va a decir cómo soy (según los libros) esta si que me va a decir cómo tengo que ser y hacer las cosas. Pero ella no vive dentro de mí, yo sé más que ella (cosa que no me honra sino que me entristece) y ella va a clasificar sentimientos inclasificables.

Hablar de las fases del duelo, de los esquemas con los que superarlos, de A y B, es un disparate que nunca cometió el psiquiatra que me salvo la vida con la ayuda de mi pareja que se llama como tú, Susana. Es cierto, se tira de tópico y de frase hecha. En mi campo, he descubierto, que la simple compañía física, un café con alguien muy querido que te acepta en silencio y en tu silencio, vale más que mil teorías. Y si la situación es al revés, para poder apoyar (lo de superar es más complicado) a algunas personas que están como yo estuve, tiro de intuición y de cariño no condescendiente ni de palmadita, ni de frase hecha. Prefiero hacer lo que hubiera querido que me hicieron a mí. Y aún así, a veces no acierto.

Los libros tipo "Cómo superar el duelo" y otros muchos de auto-estima, no todos, pero bastantes, son, como dices tú, Susana, palabras sin alma, tanatorios del eufemismo, en donde no hay empatía sino todo lo contrario, ciencia, que aún siendo necesaria en otros campos, en estos son algo gélido.

susana dijo...

Antxon, claro que hay similitud entre lo que dices y lo que dice Roberto, porque hay alma, y tú has puesto mucha en este comentario y me quedo con tu frase que yo digo muchas veces "hacer al otro lo que me gustaría para mí", porque nos enseñaron solo "no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hagan a ti" pero se queda muy corta y es una manera de lavarse las manos, no hago daño, ya es suficiente. No me vale. Gracias por tu comentario y que te vaya bien con la empírica el Miércoles, un abrazo y buen dia.

Antxon Rabella dijo...

Gracias Susana.

nineuk dijo...

Toda mi vida, desde muy jovencito me ha dado por mezclar gentes. Y mira que siempre me han advertido de que eso es peligroso: "Tu no sabes qué tal se van a llevar entre ellos"...bueno ¿Y que? Si se entienden bien y si no a otra cosa mariposa. Juanma y Josu se conocieron precisamente porque yo fui su "link" y mira la que liaron...otras veces ha sido un desastre pero bueno... de todo se aprende ¿no?. Susana y Antxon dos referentes de dos momentos distintos de mi vida y ahora aquí, en este mi humilde territorio virtual diciendo cosas de peso, sentidas, interesantes... seguiremos pues con las costumbres peligrosas ;-)

susana dijo...

Precisamente en los funerales te das cuenta de la diferente gente con la trataba el muerto, suelo pensar utópicamente en una fiesta con todas las personas que probablemente asistirían a nuestro propio funeral, quizá nos sorprenderíamos.
Me ha gustado tu comentario...