lunes, 13 de abril de 2020

MEMELOGÍA

Entre las muchas revelaciones que nos está trayendo esta extraña situación que nos ha tocado vivir, está el papel protagonista que han alcanzado los mensajes de whatsapp en las vidas de muchos de nosotros.
Desde luego podrían hacerse unos cuantos estudios sobre el comportamiento social durante la pandemia, basándose en el tipo de mensajes que se envían.
Hablando de mi experiencia puedo constatar varios hechos:
1- El nivel de humor y cachondeo ha ido decreciendo día tras día a medida que se alargaba el confinamiento. Es de justicia decir que, en su mejor momento, ha habido memes muy buenos. Recuerdo con especial agrado aquel que decía: “Mexico exige a los Estados Unidos que terminen el muro rápidamente” o la portada de la supuesta revista “Policia de Balcón” con contenidos como “Fiscaliza el aplauso de tus vecinos” (saca al confidente de la Stasi que llevas dentro) o “Descubre tu lado totalitario”(abraza el stalinismo en dos semanas).
2- El nivel de cabreo contra los políticos y de propuestas para amargarles la vida aumentado de forma exponencial.
3- Los memes se han convertido ahora en la perfecta plasmación de ese “minuto de gloria” que previó  Andy Warhol para todos; abundan las piezas de humor casero y los, músicos que componen himnos buenistas para que se viralicen. A veces lo hago, otras se me olvida.
4- El cansancio ha hecho mella hasta en los más memeadictos y su número ha ido descendiendo paulatinamente, desde que empezamos a barruntar que esto no va a quedarse en “unos cuantos días en casa”.   
Diría también que los perfiles habituales de mis proveedores se han agudizado en estos días. El aficionado a las cadenas sentimentales trata de batir el record del mundo de corazones reenviados. El amigo alternativo no pierde ocasión de invitarme a todas las campañas que imaginarse pueda y los habituales creyentes de especulaciones conspiranoicas están ahora desatados; por mucho que les responda con la demostración de que es un bulo, no importa, ellos siguen empeñados en demostrar que esto es una estrategia china para matarnos a todos o que los cervatillos saltan alegres por las playas de Urdaibai.  
 Las última tendencias, al menos en mi móvil, son los videos con zumbados o con supuestos expertos, no siempre es fácil distinguirlos. 
La multiplicación exponencial de mensajes ha traído otro problema añadido. Uno suele controlar bien qué tipo de mensajes manda y a quién se los manda.  La intensidad del flujo en estos días nos trae un peligro evidente: mandar el chiste guarrete por error al grupo de padres de la ikastola o el acta de tu reunión sindical a tu jefe. He sido testigo de algunas metedura de pata antológica en estos días.
El smartphone se ha convertido en un aliado imprescindible. Usamos el teléfono para saber como están la familia y los amigos. Volvemos a las videollamadas (cuidado con las pintas) y al Skipe, un tanto abandonados tras el entusiasmo inicial.  Todos esos flujos que ahora se prohíben los hemos convertido en flujos de noticias, de chistes, de bobadas y hasta de intercambios culturales. Y mientras tanto, el Gran Hermano nos geolocaliza y nos usa para saber todos nuestros movimientos. “Es por nuestro bien” dicen ellos “No tengo nada que ocultar” decimos nosotros.
Bienvenidos a la era de las bocas tapadas.          
       
      
     

  

2 comentarios:

Juli Gan dijo...

Lo malo es que muchos van a pasar de hacer chistes a comprar a los grandes monstruos de la venta on line con solo hacer un puñetero click. Al final, menos chistes y más pedidos a las multinacionales. Qué fraude somos.

nineuk dijo...

Todos (en algun monento) hacemos cuñadismo barato sí.Así nos va.