
Un día su vida cambió de forma radical. harto ya de estar harto, como cantaba Serrat, comenzó a dedicarse a lo que realmente le gustaba. Abandonó de golpe estrés y preocupaciones y se entregó de lleno a la música y a las plantas medicinales. Se dejó crecer la barba y el cabello y aprendió a vivir con mucho menos pero también con mucho más: El calor de los parroquianos en el bar, los emotivos cánticos populares, la dulce alquimia de tabaco y licor afinando emociones hasta el amanecer. Así que claro, casi le resultó una broma pesada cuando aquellos policías le despertaron bruscamente de su dulce sueño en el parque y le soltaron de sopetón aquella frase absurda: Radovan Karadzic, queda usted detenido por crímenes contra la humanidad.
Me gusta me gusta...de los que más me ha gustado. Y yo que me empezaba a sentir identificado leyéndolo...vaya final
ResponderEliminarje je je , objetivo cumplido.
ResponderEliminares que tb los asesinos en masa tenemos sentimientos
ResponderEliminarmalos, eso sí, pero sentimientos al fin y al cabo.
Bueno, bueno, los genocidas y los teclistas sois punto y aparte...
ResponderEliminarPues me ha gustau, oyes.
ResponderEliminarpero...¿al final el asesino no es siempre el mayordomo?
ResponderEliminarNoemi: Me gusta que te guste
ResponderEliminarAnomiko: El moyordomo (o el teclas...)se come el marrón, que no es lo mismo.