Sintió que las consignas que ahí se gritaban tenían mucho
que ver con su precaria situación, que las pegatinas que le habían dado al
comienzo de la manifestación correspondían con sus problemas. Se sorprendió a
si mismo silbando con fuerza cuando pasaban por edificios oficiales y cantando
a voz en grito aquel himno obrero. Tanto se llegó a mimetizar que recordó de
pronto quien era y qué hacía allí, cuando cargaron sus compañeros.
Mucha policía (infiltrada), poca diversión.
ResponderEliminarMe ha gustado, buen microrelato broder.
A sus pies Señor Conde...
ResponderEliminarBonito Rober , bonito .
ResponderEliminar¿Bonito? Depende . (Pau Donés) ;-)
ResponderEliminarEs lo que tiene ser un camaleón.
ResponderEliminarO ir de anónimo por la vida...
ResponderEliminar