jueves, 5 de enero de 2012

"LA VITA E BELLA"


La noticia nos llegaba desde Galicia: En un comedor de caridad, han adaptado una antigua sala de fumadores para servir comidas familiares. Según relata la crónica de “La Voz de Galicia”, se trata de cuidar los detalles para que los niños sientan que han ido a comer, como cada domingo, a un elegante restaurante de las afueras. Hasta el aspecto de los camareros trata de acercarse al guión establecido. Al cronista le recuerda ,como no, a la película “la Vita e Bella” donde los barracones del campo de concentración son presentados como un campo de juegos por un padre desesperado por disfrazar la realidad a su hijo. Muchos padres hacemos eso alguna vez. Dejando a un lado las fantasías navideñas, mas de una vez me he visto en la necesidad de improvisar alguna mentira piadosa para explicar algún horror narrado en el informativo de turno.
Leyendo la noticia, también me ha venido a la memoria otra película sobre  realidades simuladas: “Bye Bye Lenin”. En este caso el engaño no es para un niño sino para una señora mayor, comunista convencida en la Alemania del Este. La mujer se encuentra en coma cuando cae el muro y al despertar, su familia organiza todo un operativo para hacerla creer que todo sigue igual. Cuando está a punto de descubrirlo todo, su hijo monta un último truco espectacular: manipula un vídeo para hacerla creer que todos esos síntomas capitalistas que observa se producen porque los habitantes de la otra Alemania han decidido acceder por las bravas al paraíso socialista rompiendo el muro que se lo impedía.
Tanto en la película de  Roberto Benigni como en la de Wolfgang Becker el final es agridulce. Los espectadores nos identificamos con los mentirosos y los engañados, para nuestro alivio seguirán sumidos en su farsa.En la vida real, me temo, tarde o temprano los engaños salen a la luz y los misterios navideños, por ejemplo, quedan para siempre colgados del árbol. Los paraísos al parecer casi siempre son artificiales.

Sin embargo nadie debería pensar que los engaños son cosa de otros. En otra conocida película, “La Ola” de Dennos Gansel se nos muestra como el calorcito del “grupo unido” puede convertirse en algo tan dulce como peligroso. La Alemania nazi y la Actual Corea del Norte son dos buenos ejemplos. La posibilidad del autoritarismo siempre está ahí, escondida en nuestros más íntimos miedos. Su aliado más fiel: la miseria, su mero fantasma puede convertir la primavera árabe en crudo invierno y las pateras pueden llegar hasta las costas cubanas desde Haití, como se ha visto recientemente.
Pero no quiero terminar con un mensaje negativo. La experiencia del comedor gallego nos muestra también el mejor aspecto del ser humano. Esos camareros que hacen la vida más agradable a los chavales, son voluntarios. Médicos, vendedores o maestras durante  la semana dedican los “findes” a endulzar vidas ajenas gratis et amore
Que la vida nos sea leve amigos..   
                         

4 comentarios:

eccemomo dijo...

Las apariencias engañan, el Mito de la Caverna ( repasad la filosofia del bachillerato !) o la realidad es un invento .
Pero creo que los niños que vayan a ese comedor camuflado no estarán más engañados que lo que ya lo estamos todos.
¡Que nos veamos algo este año!

susana dijo...

Tu primera entrada del año y está bordada.
Ese comedor también hará disfrutar a los padres, dentro del engaño disfrutamos de la inocencia de los niños o no? como con la Navidad que sin niños no es nada...

Juli Gan dijo...

Quizá sea suavizar a los niños la crueldad de la situación. ¿Quién sabe? Buenas referencias fílmicas.

nineuk dijo...

De todos modos, mucho me temo que no les faltará en la escuela quien comente (por lo bajinis) "¿sabes?, cree que le llevan a un restaurante y es un comedor de caridad...se lo he oido a mis padres..."