La actual feria de Durango no tiene nada que ver con aquellas voluntariosas precariedades de antaño. Ya no aparcamos en el barro ni sentimos la lluvia sobre el techo de Uralita. Sin embargo hay cosas que no cambian. Fieles como somos a la tradición, volveremos a pasar frío, perderemos algún niño entre la masa, pasaremos la mayor parte del tiempo en encuentros zarandeados y comeremos un bocata de tortilla de los que tardan dos semanas en descomerse. Los muy cafeteros, incluso, nos meteremos en vena alguna mesa redonda en la que -de nuevo- se discutirá amargamente sobre la cuadratura del euskal círculo . Eso sí, compraremos euskal kultura como no lo hacemos el resto del año. Aunque después, en soledad , pensaremos friamente: "¿por qué coño he comprado justo esto?". Pero es que la cabra tira al monte, o mejor: "Anbotoko belea...Anbotora". Allí nos vemos, en la feria del "ALPALDIKO!"
jueves, 29 de noviembre de 2007
DURANGO'S FAIR
La actual feria de Durango no tiene nada que ver con aquellas voluntariosas precariedades de antaño. Ya no aparcamos en el barro ni sentimos la lluvia sobre el techo de Uralita. Sin embargo hay cosas que no cambian. Fieles como somos a la tradición, volveremos a pasar frío, perderemos algún niño entre la masa, pasaremos la mayor parte del tiempo en encuentros zarandeados y comeremos un bocata de tortilla de los que tardan dos semanas en descomerse. Los muy cafeteros, incluso, nos meteremos en vena alguna mesa redonda en la que -de nuevo- se discutirá amargamente sobre la cuadratura del euskal círculo . Eso sí, compraremos euskal kultura como no lo hacemos el resto del año. Aunque después, en soledad , pensaremos friamente: "¿por qué coño he comprado justo esto?". Pero es que la cabra tira al monte, o mejor: "Anbotoko belea...Anbotora". Allí nos vemos, en la feria del "ALPALDIKO!"
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