miércoles, 6 de enero de 2010

RELAX



Tiene los nervios destrozados al final de la jornada. Sobre la taza del inodoro repasa un terrible día de encendidos debates con esa mujer implacable, portavoz de la oposición. Odia su desparpajo, su manía de señalar mientras argumenta con el bolígrafo en la mano, su astucia para no dejarse engatusar, su inteligencia para sacarle de quicio una y otra vez mediante el uso calculado de esa sonrisa perfecta. Dios, la odia con todas sus tripas y sin embargo, es curioso. Ella protagoniza ahora también, con rotunda eficacia, sus relajantes fantasías solitarias.

3 comentarios:

Juli Gan dijo...

Si es que no hay nada como estimular al contrario de alguna forma. Jajajaja

nineuk dijo...

Si si, lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia ;-)

El tío Goyo dijo...

me ha gustado lo de odiar con todas sus tripas...