Estamos en días de descubrir trampitas. Wikileaks le toma el relevo al periodismo que destapaba escándalos y que creían ya controlado. Ahora van a por el castigo ejemplarizante, pero es tarde. Una vez más, y que no sea la última, los tejemanejes que creían blindados salen a la luz. Da asco imaginarse a unos gobernantes españoles dando garantías al yankee enfadado de turno sobre el "satisfactorio" final del "caso" Couso, o tratando de zanjar la cuestión saharaui en una componenda pro-marroquí, mientras se hacen fotos con los refugiados. A mí leer todos esos documentos filtrados me devuelve al espejismo de que la justicia, a veces, existe. Da pena ver a Obama tan nervioso, recuperando su papel natural de guardian del imperio. No entro a juzgar al boss de Wikileaks pero bendita sea cualquier herramienta que nos de trasparencia, luz y taquígrafos.
En otra oleada casi simultanea nos llega la operación "galgo". El deporte de competición, en el que gastamos ingentes cantidades para que sirva de ejemplo (y de escaparate de logros patrióticos) destapa sus miserias y nos muestra -involuntariamente claro- sus trampas. Uno va leyendo y leyendo y se entera de tantas cosas, todas a la vez, que no puede dejar de hacerse preguntas. Según se afirma, muchos de los implicados pasaron numerosos controles anti-doping gracias a la sofisticación de los métodos empleados para sortearlos. ¿Cuantos años lleva ocurriendo esto? ¿En cuantos deportes? . Me llamó la atención como uno de los implicados, Alberto García, en un ataque de soberbia ante tanta pregunta insidiosa soltó de pronto: "Así que solo ocurre en el ciclismo y en el atletismo ¿no? ya, ya " . ¿Que insinuaba? A todos se nos pasan cosas por la imaginación, no en vano llevamos ya varios días escuchando desmentidos de la élite futbolística ante cualquier sospecha.
Estamos acostumbrados a que el deporte sea buque insignia del patriotismo. Los paises de la órbita soviética, especialmente la DDR, ya mostraron las horribles manipulaciones hormonales que llegaron a causar daños irreversibles en atletas de élite. Mucho patriotismo pero después se descubre que las cuentas corrientes engordan los bancos de Suiza mientras aquí se ondea la bandera rojigualda con toro y todo.
Pero tampoco comulgo con esa otra tendencia no menos patriotera de tapar rápidamente cualquier sospecha de "nuestros" deportistas o encajar las parodias al respecto como si de una afrenta nacional se tratara -la protesta oficial del Athetic sobre el skecht de Vaya Semanita-
Termino recogiendo otra norticia que leía recientemente en la muy recomendable web "About Basque Country", habla de médicos enjuiciados en Portugal que trabajan (ahora mismo) en nuestro deporte de competición... que cada cual saque sus conclusiones:http://blog.aboutbc.info/%c2%bfdos-medicos-investigados-en-portugal-por-doping-trabajando-en-euskadi/
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