MOVIMIENTO

Nada hay tan estático como el "Movimiento", se decía cuando aquello del "Movimiento Nacional", que ya es cosa de Abuelos Cebolleta. Pero no era cierto, aunque quisiera ser un movimiento inmóvil, lo cierto es que se movía, lo movían fuerzas de todo tipo, hasta la  propia naturaleza.
Compruebo con verdadero asombro, que las estadísticas de Google dan más visitas a "Escrito en la Niebla" que a Zaramatimes. Constato también que las entradas de Facebook son mucho más seguidas y animadas que las del Blog. El mundo de la comunicación on-line parece tender al telegrama, al garabato, a la eyaculación precoz.
Así que luego, con tanta livianidad, uno suelta un eructo como el de VIGALONDO y de pronto se le cae el mundo encima. Bromitas las justas, le dicen. Te quedas sin campaña publicitaria de EL PAIS. Con las cosas serias no se juega.

Y es cierto, el holocausto no es cosa de broma, pero no me cabe duda ninguna: si la boutade hubiera sido "El genocidio indígena en Latinoamérica es un montaje", apenas habría trascendido. Si el comentario hubiese sido "El genocidio Armenio es un montaje" igual hasta le daban la medalla de la amistad con el pueblo turco y digo más: si el comentario habría sido: "Es mentira, a los palestinos no les están jodiendo en absoluto, son ellos mismos los que lo hacen", como mucho habría media docena de protestas izquierdistas y desde luego, la dirección del periódico se lo habría perdonado tras darle un par de palmaditas en plan "estos chavaaaales".

Es lo que tiene el poder. Claro que tambien eso se mueve. Aunque no lo parezca. Ultimamente paseo mucho por páginas antiguas de periódicos y hace nada (apenas un siglo) el poder estaba repartido de forma muy diferente en el mundo. Se mueve Latinoamérica, se mueve Oriente Medio, se mueve el Magreb, se mueve China y nosotros también, aunque creamos que no, aunque incluso, nos gustaría poder decir "Virgencita que me quede como estoy" o "Virgencita, me jubilo más tarde"  o "vale, virgencita, que me recorten el sueldo". Sin ir mas lejos ahí está lo del palacio Euskalduna. En los próximos meses, pase lo que pase, el mapa político vasco también parece que se moverá. Coño, ya era hora.