Foto: Xabier Urtasun |
Javi el del Trapi, como siempre bien plantado tras la barra, me hablaba
así la última vez que lo vi. Después se reía con sorna y el habitual brillo de
sus ojos reflejaba un destello de malicia.
Javi Bilbao, de engañosa apariencia fría y dura, con un cierto aire
“chicano”, era uno de esos barman de raza camino de la extinción. Música con
criterio, cañas bien tiradas, parroquianos que conocen su lugar exacto en un ambiente vaporoso donde las estancias siempre se alargan mucho mas de
lo esperado.
A Javi le debo infinidad de buenas recomendaciones musicales
que fueron después fuentes de placer. Cada vez que caía por ahí se repetía un
ritual en el que iban desfilando discos que casi siempre, parecían fabricados
para mí. Había algo en sus claves que casaba perfectamente con las mías. Mañana
se le homenajea en el mismo lugar donde tantas horas metió y donde le llegó la
hora final el pasado domingo.
Un fuerte abrazo para Bego y para Jesus a quienes va a resultar muy
jodido seguir sin el. Una de las entusiastas recomendaciones que me hizo fue la
de Tomasito, que ya comenté en este blog. Y aquí lo traigo como homenaje a un tipo de
puta madre, de los que alegran la vida del prójimo. Hasta siempre Javi. Te echaremos de menos.
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