lunes, 28 de abril de 2014

COCAINA



(Extraido del libro "CeroCeroCero como la cocaina gobierna el mundo" de Roberto Saviano:
Roberto Saviano


La cocaína es un bien complejo. Tras su blancura esconde el trabajo de millones de personas. Ninguna de ellas se enriquece como los que saben colocarse en el eslabón preciso de la cadena productiva. Los Rockefeller de la cocaína saben cómo nace su producto, paso a paso. Saben que en junio se siembra y en agosto se recolecta. Saben que la siembra ha de hacerse con una semilla procedente de plantas de al menos tres años y que las cosechas de coca se realizan tres veces al año. Saben que las hojas recolectadas se han de poner a secar dentro de las veinticuatro horas posteriores a la poda, de lo contrario se estropean y ya no las vendes. Saben que el paso siguiente es cavar dos agujeros en el suelo. En el primero, junto a las hojas secas, hay que añadir carbonato de potasio y queroseno. Saben que luego hay que machacar muy bien esta mezcla, hasta obtener una bazofia verdusca, el carbonato de cocaína, que una vez filtrado se ha de transferir al segundo agujero. Saben que el ingrediente siguiente es el ácido sulfúrico concentrado. Saben que lo que así se obtiene es el sulfato básico de cocaína, la pasta básica, que hay que poner a secar. Saben que los últimos pasos comportan el uso de acetona, ácido clorhídrico y alcohol absoluto. Saben que hay que filtrar otra vez y otra más. Y luego de nuevo a secar. Saben que así se obtiene el clorhidrato de cocaína, llamado comúnmente cocaína. Saben, los Rockefeller de la cocaína, que para obtener más o menos medio kilo de coca purísima se necesitan tres quintales de hojas y un puñado de obreros a tiempo completo. Todo eso lo saben los empresarios de la cocaína como cualquier gerente de empresa. Pero saben sobre todo que la masa de los campesinos, de los camellos y transportistas que han encontrado un trabajo algo más rentable del que pueden intentar buscarse en otro sitio, sigue teniendo igualmente los dos pies plantados en la miseria. Es peonaje, una marea de súbditos intercambiables en la perpetuación de un sistema de explotación y enriquecimiento en beneficio de unos pocos. Y en la cima de esos pocos están los que han tenido la clarividencia de comprender que en el largo viaje de la coca, desde las hojas colombianas hasta las narices del consumidor ocasional, el verdadero dinero se hace con la venta, la reventa y la gestión de los precios. Porque si es verdad que un kilo de cocaína se vende en Colombia a 1.500 dólares, en México entre 12.000 y 16.000, en Estados Unidos a 27.000, en España a 46.000, en Holanda a 47.000, en Italia a 57.000 y en el Reino Unido a 77.000; si es verdad que el precio por gramo varía desde los 61 dólares de Portugal y llega hasta los 166 de Luxemburgo, pasando por los 80 de Francia, los 87 de Alemania, los 96 de Suiza y los 97 de Irlanda; si es verdad que de un kilo de cocaína pura con el corte se sacan de media tres kilos que se venderán en dosis de un gramo; si es verdad todo esto, no lo es menos que quien manda sobre toda la cadena es uno de los hombres más ricos del mundo.
Nuevas burguesías mafiosas gestionan hoy el tráfico de coca. A través de la distribución conquistan el territorio donde se comercializa. Un Risk de dimensiones planetarias. Por una parte, los territorios de producción que se convierten en feudos donde ya no crece nada más que pobreza y violencia, territorios que los grupos mafiosos mantienen bajo control prodigando caridades y limosnas que hacen pasar por derechos. No debe haber desarrollo. Sólo prebendas. Si alguien quiere redimirse no tiene que reclamar para sí derechos, sino riqueza. Una riqueza que hay que saber tomar. De ese modo se perpetúa un único modelo de éxito del que la violencia es sólo vehículo e instrumento. Lo que se impone es poder producido y entretejido de pureza, como la propia cocaína. Por otra parte, países y naciones donde colocar en el centro del mapa las propias banderolas. Italia: presentes. Inglaterra: presentes. Rusia: presentes. China: presentes. En todas partes. Para las familias más fuertes, la coca funciona con la facilidad de un cajero automático. ¿Hay que comprar un centro comercial? Importas coca y al cabo de un mes tienes el dinero para cerrar la transacción. ¿Has de influir en campañas electorales? Importas coca y en cuestión de pocas semanas estás listo. La cocaína es la respuesta universal a la necesidad de liquidez. La economía de la coca crece desmesuradamente y llega a todas partes.


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