miércoles, 11 de marzo de 2009
AMISTAD
Éramos grandes amigos y aunque jugábamos a lo contrario, lo cierto es que teníamos mucho en común. Me asombraba su manera de relativizarlo todo, de evitar a toda costa tomarse nada demasiado en serio. Me encantaban sus descubrimientos musicales y literarios y su forma siempre sutil, siempre casi casual de aparecer cuando realmente se le necesitaba. En realidad no fue tan extraño. Teníamos tanto en común. Me gustaban muchas cosas de él, y la que más de todas, por suerte o por desgracia: era su mujer
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3 comentarios:
Lo sabía! Lo sospeché desde el principio, cabrón!
Por eso te mandé pal castillo hombre....
Así empezó la historia de una traición. Menos mal que Dumas la noveló y así se enteró todo el mundo. Estáte al loro que mi venganza está al acecho...ja ja jaaaaaaa (con eco tenobroso)
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