Desde su bonita casa de derechas contempló su elegante coche de derechas presidiendo el jardín de derechas. Después se sentó a cenar una cena de derechas servida por una cocinera pobre y de derechas y contempló satisfecho a su linda mujer de derechas en aquel salón tan de derechas. Antes de acostarse , como todas las noches agradeció al Dios de derechas de su infancia la infinita suerte que había tenido de ser un intelectual de izquierdas.
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