PUTA MIERDA CARNAVAL 1988

Fue mi primer libro publicado allá por el año 88 del siglo pasado. Eran cuentos urgentes escritos al ritmo de mi azarosa vida de entonces. Ahora lo releo y siento, por una lado que cambiaría muchas cosas y por otro, que está mejor que se quede así. El libro es imposible de conseguir así que, si alguien puede tener algún interés aquí se lo regalo y le pido que sea clemente (que yo no soy Sarabia, jua jua jua ). Te reproduzco aquí uno de los cuentos , muy adecuado para estos días de carnestolendas resfriadas.    

"PUTA MIERDA CARNAVAL"

Puta mierda carnaval. De forma sistemática e inevitable, la misma conclusión. Lo que se supone un lúdico desmadre generalizado con la desinhibición y el anonimato que procura el disfraz es, para Gorka, motivo de mosqueo supino. “Todo el año viendo la tele y el día que les dejan , ¡hala!, A hacer el subnormal con la caretita. Puta mierda carnaval”.

En la misma esquina del ARTXI donde habían transcurrido buena parte de sus horas libres en los últimos años, el muchacho, aturdido por una nube cargada de problemas y con la sola compañía de una birra recién empezada, soporta el paisaje entre aburrido y asqueado. Los sábados suelen ser días de rock & roll a todo volumen, borrachera colectiva y electricidad en el ambiente. Los primeros AC/DC, Los Suaves, Los Cult, Barricada… y sus admirados “LA TENIA”, con una cantidad de vatios solo consentida en esa noche por los vecinos. El cocktail resultaba lo suficientemente rotundo como para olvidar el COU, repetido con más pena que gloria, su corto historial de fracasos con las mujeres y la presión familiar, certera y cotidiana para que de una vez “encaminara su vida”.

“¡Que más quisiera yo que encaminar mi vida, no te jode!”

La semana contenía demasiados sinsabores como para renunciar a los sábados del ARTXI. Los demás incondicionales habían previsto la avalancha carnavalera y ahora estarían en algún festival, en la parte vieja o integrados en la mascarada, ¡a saber!. Solo Gorka y algún despistado más trataban de salir a flote entre una masa de payasos, brujas y arlequines que bailoteaban, aparentemente felices, todas las lambadas del mundo.
“Quítate el disfraz/ Pues sabemos quién tú eres/ Da la cara y no te escondas/ O tendrás lo que mereces /¿O es que piensas que así ocultas / El veneno que contienes?”

Estrofas delirantes a un ritmo demoledor del último de “LA TENIA”, para él mucho más que un elepé, constituye una transfusión de energía vital, un decálogo de principios, un tanto indefinidos pero a la vez definitorios, interpretados por cuatro bestias escénicas de su misma ciudad a los que había visto en dos inolvidables ocasiones y últimamente constituían la práctica totalidad de la banda sonora de su vida cotidiana.

Nuevo viaje a la barra, otra caña, ya ha perdido la cuenta. “La economía está demasiado maltrecha para inversiones encoñantes. Puta mierda carnaval”.
Artxi tarda en servirle más del triple que cualquier otro sábado. También él se ha disfrazado, de pirata. “En fin, el negocio es el negocio y Artxi es un tío legal”. Gorka no resiste la tentación:

_¡Artxi!, ¡Ponme la de “Tu Disfraz”, haz el favor!

En un principio el corsario se hace el loco pero, ante la insistencia, acaba por ceder…

_Espera un poco, que se vaya despejando todo esto…
Puta mierda carnaval. Otra vez al rincón. Una cuadrilla de indias-os y vaqueros-as bailan estrepitosamente ante sus morros y, entre ellos, un mexicano bigotudo que parece el jefe de la banda, está varias veces a punto de derramarle la cerveza con el vuelo de su enorme poncho. Los bafles, que sábado a sábado son manantiales de poder eléctrico, escupen por enésima vez la lambada y Pancho Villa aprovecha para coger del brazo a la más exuberante y plumífera de las indias e iniciar una grotesca parodia etílica del baile de moda. Sin llegar a dar cuatro pasos seguidos la pareja se desmorona aparatosamente sobre la mesa y solo desparraman media caña gracias a la acción instintiva de Gorka. Ajenos al desastre, los frustrados bailarines ríen despatarrados a mandíbula batiente ante el regocijo del “far-west”.
Todavía pasarán seis cervezas hasta que los trapos de colores comiencen a desfilar por la puerta, ya un tanto maltrechos. “Puta mierda carnaval”. Nueva visita a la barra. Artxi, ya sin sombrero ni tapaojos parece disculparse:

_Hoy es un día especial, ya sabes… enseguida te pongo.

Otra vez a la esquina. La cuadrilla del “Western” anda ya un tanto desmadejada por los asientos pero el bigotudo mexicano y la india marcota parecen funcionar con pilas alcalinas y están dispuestos a demostrar eternamente su inutilidad para cualquier tipo de baile. Termina la novena o décima lambada de la noche y ocurre el milagro. Las primeras notas de esa guita distorsionada e intensa surgen de los altavoces como cuchillos, entran bajo y batería invadiendo la atmósfera y el ARTXI recupera de golpe su ser. La inconfundible garganta aguardentosa de Luki, guita y voz de LA TENIA acelera todos los impulsos vitales de Gorka que salta del asiento dispuesto a beberse la canción a tragos.

“Quisieras darnos el pego/ No comprendes que no puedes/ Debes sentirte grande/ ¿Cuáles son tus poderes?/ Llevas disfraz de genio/ Pero sabemos quien eres/ Una sombra larga y gorda/ que aumenta lo que no tienes /Quítate el disfraz”.

Gorka se mueve como un endemoniado y recita con todas sus fuerzas cada una de las frases que conoce de memoria. Está fuera de sí. Tanta continencia y tanta postración han cargado la batería más de lo que él mismo calcula. A su lado, la india bollo, un tanto desplumada y el mexicano incansable siguen bailando despendolados. Él incluso corea también las frases de la canción con cierto tono de sorna, poniendo acento mexicano ante el delirio de la chica, que llora de puro desencajada.
La piel de Gorka empieza a cambiar de color. “¡Como puede ese mamarracho reírse así de mi grupo! Se cree muy gracioso ante la boba esa y se pone a berrear “TU DISFRAZ” en plan gilipoyas para hacerla reír. Tendría que saber que la canción le va al pelo, tendría que sentirse ofendido, ¿Qué hace vociferándola así? ¡Está ridiculizando a LA TENIA! Merece que alguien le parta la cara por cantamañnas”.
A Gorka solo le falta una excusa y ésta no se hace esperar. El bigotudo, a la vez que canturrea va marcando el ritmo con fuertes pisotones hacia adelante y hacia atrás. En uno de los viajes de vuelta, el tacón de su campera se clava en el pie de Gorka desatando la caja de los truenos. Primero un cabezazo imparable en mitad de la cara, después cuatro puñetazos dinamiteros y como postre una certera patada en los huevos. Un lote de hostias incontestable y una precisión infrecuente que convierten al disfrazado en un bulto maltrecho y desarbolado sin capacidad alguna de reacción. Brota la sangre sobre los mostachos, la música se para en seco. Artxi salta de la barra y consigue evitar que una avalancha de indios-as vaqueros-as se lancen furibundos sobre el agresor. Llegan más moderadores y la bronca se va difuminando entre la confusión y las llamadas a la calma. La cuadrilla de forajidos abandona quejumbrosa el establecimiento y Gorka, aún excitado y con sangre en los nudillos escucha de labios de Artxi la última frase que esperaría oír en su vida:

_ “Vaya paliza que le has metido tío, para una vez que viene por aquí Luki el de LA TENIA…

_"Puta mierda carnaval”