
Hubo dos guerras civiles. La primera empezó en 1955 y duró hasta 1972. Medio millón de personas, una quinta parte combatientes, fallecieron en 17 años de conflicto entre el Gobierno sudanés y el ejército rebelde de Anyanya. El acuerdo de Addis Abeba solo dio un respiro temporal. El norte lo infringía de forma notoria, queriendo imponer a los no musulmanes del sur la sharía (código de Derecho islámico), lo que desencadenó en 1983 la segunda guerra civil, que causó más de dos millones de muertos y cinco millones de refugiados. El conflicto terminó oficialmente con la firma de un acuerdo de paz en enero de 2005.
Lo qué votan ahora los sudaneses del sur es un referéndum de secesión que acordaron el gobierno sudanés de Jartum y el Ejército de Liberación del Pueblo del Sudán en el alto el fuego de 2005. Si el referéndum resultara positivo, el territorio se volverá un país independiente; si resultara negativo a la separación, ambas partes fusionarían sus fuerzas armadas.
El referéndum se celebra entre el pasado domingo y el próximo sábado. Son 3,9 millones de habitantes los que deben decidir si siguen unidos al norte o forman una nueva nación.
Los sondeos indican que se elegirá abrumadoramente la secesión, para lo que se necesita al menos un 60% de participación.
Los resultados oficiales del referéndum se conocerán el 14 de febrero de este año.
Pero dejando a un lado el carácter mediático de la figura de George Clooney, la iniciativa de vigilancia por satélite de posibles fechorías introduce un factor que puede y quizás debe marcar un precedente en la vigilancia de las zonas del mundo en las que sea presumible un conflicto bélico. De momento La Policía constata que no se han producido incidentes de relevancia .
La vigilancia por satélite en los primeros días de la guerra en la antigua Yugoslavia, por ejemplo, o en la matanza de Hutus en el Congo perpetrada por el Ejército ruandés en 1994, habría facilitado la identificación efectiva de buena parte de los criminales de guerra en plena acción. La conciencia de que hay cámaras grabando lo que haces en algún lugar puede ser un factor clave a la hora de pensarse dos veces matanzas y genocidios futuros. Un hecho que también puede poner en cuestión, en algunos casos, el derecho a la intimidad y que , sin duda, provocará no poca incomodidad en gobiernos poderosos involucrados en masacres poco vigiladas. Aquel gran Hermano vigilante que imaginó George Orwell como instrumento de control y represión, puede que tenga también su vuelta, como instrumento contra la impunidad.
1 comentario:
Y para colmo nos coge la malaria George!
Publicar un comentario