Leyendo sus libros siempre sospechó que ese escritor era como él. Sus reflexiones , sus miedos, su punto de ironía, hasta sus experiencias eran a menudo compartidas. Así que cuando vino a la radio se acercó a rendirle pleitesía junto a una becaria que también lo admiraba, aunque apenas le había leído. El escritor de éxito casi ni reparó en su presencia. Todo fueron sonrisas y comentarios babosos con la bella y joven becaria. Realmente le dolió y mucho, comprobar que efectivamente, ese maldito escritor, era tan capullo como él.
6 comentarios:
Como era aquello...por la calle van diciendo, pocos nos llevamos todos. Sobre todo en asuntos como el de la foto. De todas formas, ¡malditos escritores! seguro que encima se lo llevan muerto.
Jaaajajajaja. Suele pasar. Lo malo es que a la becaria que le ha leído poco seguro que, a pesar de la admiración, le sabe mal que la "aprecien" por la apariencia de sus pectorales en vez de por el excelente funcionamiento de sus meninges. (A mí me ha pasado más de una vez y no mola nada)
bien tres estrellas.
Ser humano es una putada, pero que decepciones si..., Lo jodido es que funciona el mecanismo
Tiran mas dos carretas que la biblioteca de Alejandría, o algo así era...
Bien, bien, veo que al menos es inspirador.
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