Se asomó a la ventana y vio los coches pasar, los pájaros
revolotear, las persianas subir. El día se prometía ya luminoso. Escuchó el
silbato del afilador , la algarabía del patio de la escuela, las campanas de la
iglesia, la radio de la vecina. Nada se había alterado un ápice desde el día
anterior. Todo seguía ahí terca, obscenamente. Todo menos ella.
5 comentarios:
Goian bego.
Qué bien expresado el vacío cuando la vida ahí fuera sigue....
Un abrazo fuerte.
Juli: Eskerrik Asko bihotzez, Juli, baina biok susmatzen dugu ez dela inongo "goian" egingo.
Susana: Eskerrik Asko. Valoro muy mucho esa opinión. Fuerte, fuerte, para tí tambien.
No la conocía pero mucho ánimo a vosotros y a toda su familia.
Gracias Con.
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