sábado, 14 de mayo de 2016

EXIB EN EVORA



Con la fadista Jaqueline y su banda
Cuatro días en Évora. Tan cerca, tan lejos. Tras dos ediciones en Bilbao, este año, EXIB, el gran encuentro-mercado de la música latinoamericana, se ha trasladado  a Portugal, al corazón del  Alentejo. El destino me depara cuatro días de charlas y recitales en torno a la música de Latinoamérica y mesas de trabajo en torno a cuestiones paralelas. Avión madrugador entre Loiu y Lisboa. Nada más llegar, primer encuentro en el aeropuerto: Joxean Martin Zarko, del grupo Xarnegue, antes miembro de Ganbara y Alboka. En EXIB ejerce de  director artístico. Esa misma noche tiene a su cargo la gala inaugural con una gran cantidad de músicos que se irán solapando sobre en el escenario. Me lo va detallando  durante el trayecto en coche, de Evora a Lisboa, acompañados de  Jone, su pareja y de Marieta, llegada desde San Luis Potosí, México, para hablar de máscaras.
Viaje agradable por una llanura con curvas contadas .Verde y bosques variados por todas partes. Pueblos coquetos de casas blancas y rojos tejados espolvoreados aquí y allá.                                                                                                                                                                  Nos recibe una ciudad amurallada donde manda la piedra. Un lugar cargado de historia donde persiste un aire medieval solo violado por la maldita dictadura del automóvil.
Plaza do Giraldo
Aquí  EXIB se hace más evidente que en Bilbao: carteles, enormes pancartas, catálogos en los bares...                                                                                                                                                                 Una vez acomodado en hotel, toca dar un garbeo por la “ciudad- museo”. La Catedral, con una de sus paredes levantada con huesos humanos. El palacio Don Manuel , habilitado para los encuentros de prensa y los grupos de trabajo. La plaza Giraldo, rodeada de terrazas, donde se alza el escenario principal y el elegante teatro municipal García de Rosendo, preparado para la noche de gala.                                                                                                                                                                   El espectáculo se basa casi al 100% en la música de la zona. Joao Afonso, Celina da Piedade, el grupo “Ha Na Lobos Sem Ser Serna” y Luis Peixoto van ocupando el escenario, uno tras otro, mostrando sus talentos sin presentación alguna. Los solemnes cantores del Alentejo ponen el broche final arrancando desde el fondo del patio de butacas y consiguiendo que todos cantemos en pie con ellos.   
En la recepción posterior apenas conozco a los de Kalakan con los que charlo un rato.                                    
En pocos días, voy entrando en contacto con músicos y plumillas de Argentina, México, el Kurdistán,  Estados Unidos, Catalunya, Portugal... ahora ya tengo otro grupo de Wathsupp, “Os Limoes” en homenaje al limonero junto al que cenamos durante la segunda noche, en un ambiente excelente y siguiendo el ritmo a las coplas de Manuel Luna, todo un crack: “No me manden mas jamones/ Que tengo la casa llena/ Luego todos se amontonan/ Y me vienen los problemas....”
Evora
Las jornadas transcurren entre charlas, entrevistas y recitales. Entre los artistas que me llaman la atención la brasileña Dona Jandira, que empezó su carrera a los 66 años, los cubanos Mel Semé e Iramís, que combaten el aire frio de la tarde con calidez caribeña; La Colectiva Corazón, aportando el momento “Cumbia-fusión” desde Colombia... Sorprendente la actuación de Kalakan. Sus tambores ancestrales – o quizás el factor Madonna- concitan la atención de abundante juventud. Terminan con dos bises por aclamación y numerosos discos firmados. En las diferentes charlas voy cargando mi mochila de propuestas interesantes y llegado el momento, participo también en debates que surgen: Un lingüista indígenista de Ecuador nos presenta un video curioso: una comunidad indígena con un idioma del que quedan 80 hablantes (quizá menos a día de hoy), el clip está cantado a ritmo de Rap por varios niños y niñas de la comunidad. Varios de los presentes protestan: ¿por qué usar un estilo yankee e imperialista para promocionar esa lengua? ¿No tienen música propia? El propio ponente se opone radical: “por favor, no nos esencialicen. Nuestros hijos disfrutan con la misma música que los suyos. Los conquistadores nos enseñaron a usar los caballos y con ellos les echamos de allí...”
La última noche termina con la apoteosis en directo de Manuel Luna desde el bullicioso patio de otro local. Bailamos como si no hubiera un mañana. Todo en Evora acaba llevándote a un espíritu de jolgorio ancestral.  
Autobús de vuelta al aeropuerto. La lluvia lo invade todo de  "saudade". Tengo claro que en mi corazón permanecerá siempre el nombre de Evora. Escucho la voz de mi padre cantado desde el baño de mi infancia: "Ay Portugal por qué te quiero tanto"...

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