Con la fadista Jaqueline y su banda |
Viaje agradable por una llanura con curvas contadas .Verde y bosques variados por todas partes. Pueblos coquetos de casas blancas y rojos tejados espolvoreados aquí y allá. Nos recibe una ciudad amurallada donde manda la piedra. Un lugar cargado de historia donde persiste un aire medieval solo violado por la maldita dictadura del automóvil.
Plaza do Giraldo |
Aquí EXIB se hace más evidente que en Bilbao: carteles,
enormes pancartas, catálogos en los bares... Una
vez acomodado en hotel, toca dar un garbeo por la “ciudad- museo”. La Catedral,
con una de sus paredes levantada con huesos humanos. El palacio Don Manuel ,
habilitado para los encuentros de prensa y los grupos de trabajo. La plaza Giraldo,
rodeada de terrazas, donde se alza el escenario principal y el elegante teatro
municipal García de Rosendo, preparado para la noche de gala. El
espectáculo se basa casi al 100% en la música de la zona. Joao Afonso, Celina
da Piedade, el grupo “Ha Na Lobos Sem Ser Serna” y Luis Peixoto van ocupando el
escenario, uno tras otro, mostrando sus talentos sin presentación alguna. Los
solemnes cantores del Alentejo ponen el broche final arrancando desde el fondo
del patio de butacas y consiguiendo que todos cantemos en pie con ellos.
En la
recepción posterior apenas conozco a los de Kalakan con los que charlo un rato.
En pocos
días, voy entrando en contacto con músicos y plumillas de Argentina, México, el
Kurdistán, Estados Unidos, Catalunya,
Portugal... ahora ya tengo otro grupo de Wathsupp, “Os Limoes” en homenaje al
limonero junto al que cenamos durante la segunda noche, en un ambiente excelente
y siguiendo el ritmo a las coplas de Manuel Luna, todo un crack: “No me manden
mas jamones/ Que tengo la casa llena/ Luego todos se amontonan/ Y me vienen los
problemas....”
Evora |
Las jornadas
transcurren entre charlas, entrevistas y recitales. Entre los artistas que me
llaman la atención la brasileña Dona Jandira, que empezó su carrera a los 66
años, los cubanos Mel Semé e Iramís, que combaten el aire frio de la tarde con
calidez caribeña; La Colectiva Corazón, aportando el momento “Cumbia-fusión”
desde Colombia... Sorprendente la actuación de Kalakan. Sus tambores
ancestrales – o quizás el factor Madonna- concitan la atención de abundante
juventud. Terminan con dos bises por aclamación y numerosos discos firmados. En
las diferentes charlas voy cargando mi mochila de propuestas interesantes y
llegado el momento, participo también en debates que surgen: Un lingüista indígenista
de Ecuador nos presenta un video curioso: una comunidad indígena con un idioma
del que quedan 80 hablantes (quizá menos a día de hoy), el clip está cantado a
ritmo de Rap por varios niños y niñas de la comunidad. Varios de los presentes
protestan: ¿por qué usar un estilo yankee e imperialista para promocionar esa
lengua? ¿No tienen música propia? El propio ponente se opone radical: “por
favor, no nos esencialicen. Nuestros hijos disfrutan con la misma música que
los suyos. Los conquistadores nos enseñaron a usar los caballos y con ellos les
echamos de allí...”
La última
noche termina con la apoteosis en directo de Manuel Luna desde el bullicioso patio
de otro local. Bailamos como si no hubiera un mañana. Todo en Evora acaba
llevándote a un espíritu de jolgorio ancestral.
Autobús de
vuelta al aeropuerto. La lluvia lo invade todo de "saudade". Tengo claro que en mi
corazón permanecerá siempre el nombre de Evora. Escucho la voz de mi padre cantado
desde el baño de mi infancia: "Ay Portugal por qué te quiero tanto"...
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