Zorion Egileor en "El Hoyo" |
Como si de una premonición se tratara, las dos últimas películas vascas que han obtenido un éxito internacional tienen que ver con agujeros.
2019 fue el año de “La Trinchera Infinita”, que continua en plena vigencia con su reciente estreno en Netflix. La película, dirigida a tres manos por Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga nos relata la penosa vida de un prófugo escondido en su propia casa tras la guerra civil. Un encierro voluntario que se alargará durante todo el franquismo.
Es en Netflix, precisamente, donde se ha situado en lo más alto “The Platform”, más conocida entre nosotros como “El Hoyo”. La película es el primer largometraje del bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia. Ya en septiembre tuvo el mérito de ganar el festival de Sitges. También fue galardonada con el Premio del Público de la sección Midnight Madness del Festival Internacional de Toronto. Ahí fue cuando Netflix decidió hacerse con los derechos de distribución.
Lo que prometía ser un éxito de “grandes minorías” ha terminado convirtiéndose en todo un fenómeno mundial. Según las listas de la plataforma ahora mismo es la película más vista en varios países, incluido Estados Unidos. Si hacemos caso de las valoraciones de medios como el “New York Times” o “Vulture” el ambiente apocalíptico y los confinamientos derivados del Covid-19 han contribuido de forma decisiva en este éxito.
Pero, dejando a un lado el contexto favorable que ha tenido, la película no habría obtenido tanta repercusión si no se tratara de un trabajo excelente. Desde la dirección hasta las interpretaciones, estamos ante un trabajo que no muestra las carencias normales en una “opera prima”.
“The Platform” no es, ni en el fondo ni en la forma, una película para estómagos delicados. Mientras su estética sangrienta y desagradable se acerca por momentos a la del cine “gore”, su mensaje, al menos durante la mayor parte del metraje, es bastante descorazonador. Como decía recientemente Pedro Rivero, uno de los guionistas: “lo que se plantea es qué clase de persona puedes llegar a ser en una situación límite, en la que escasean los alimentos y puedes llegar a comportarte de forma lesiva para los demás”.
Al igual que ocurre en las guerras, las pandemias también hacen aflorar lo peor y lo mejor del ser humano. Estamos viendo muestras de apoyo y solidaridad pero también autobuses con enfermos apedreados y ancianos abandonados a su suerte en ciertas residencias. “En esa plataforma repleta de comida que acaparan los privilegiados, también se pueden poner mascarillas o papel higiénico” decía el director de la película. Posiblemente nos queda mucho por ver.
Una de las interpretaciones mas extendidas en la red, donde la película es objeto de innumerables debates, es la de que el filme es una “crítica despiadada al capitalismo”. Rivero no lo niega pero matiza: “también se evidencia que aquellos que están abajo, se comportan igual que los de arriba cuando tienen la oportunidad”.
De todas formas creo que , en medio de este ambiente desolador, viene bien poder celebrar una buena noticia que tiene también una lectura positiva: el trabajo callado y a menudo ingrato de los que se dedican al cine lejos de los grandes presupuestos, tiene a veces un premio merecido que viene a compensar tantos esfuerzos y tantas penurias. Vaya desde aquí mi aplauso para el equipo de “The Platform”. Que este segundo “agujero” de nuestro cine reciente sirva para que entre por él la luz. Mucha luz.
3 comentarios:
Y gracias a la luz de tus crónicas Roberto.
Muchas gracias a ti Antxón. Un enorme abrazo.
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