Hace
años, cuando apareció la primera televisión de pago, sopesaba yo con un amigo
sobre si merecía la pena abonarse. Al fin y al cabo la mayor parte de la oferta
consistía en películas y la programación ordinaria de las televisiones en
abierto y tenía películas de sobra. Mi amigo, muy moderno el, argumentó algo
que se me quedó grabado: “quiero ver en casa a gente que lleve los cuellos de
las camisas como yo y no pasados de moda”.
En
estos extraños días que estamos viviendo, vivo a menudo esa sensación de ver
cosas “pasadas de moda” y no me refiero a aquellas que lo están por ser de hace
unas décadas, sino a otras que constituían, hace nada , nuestra realidad
cotidiana.
Todo lo
que tiene que ver con el fútbol, la liga, la Champions y esa final de copa que tantas
conversaciones y bromas producía, son ahora como de un universo paralelo. De
pronto Messi, Muniain, Iñaki Williams, Yuri Berchiche parecen personajes
casi de otra época. Veo series y películas recientes en alguna plataforma y me
ocurre como cuando veía películas (muchas, por cierto) en las que aparecían las
torres gemelas. Son de otra galaxia. ¿Que hace toda esa gente andando
tranquilamente por la calle sin una barra de pan o un perro que lo justifique?
¿por qué se juntan tanto esos protagonistas e incluso –dios mio- se dan un beso
en los morros?
Llevamos
varios días en los que no he leído ni una sola vez el apellido Puigdemont. Me
lo imagino perplejo en su actual morada. Pocos días después de sentirse
estrella del rock en Perpignan ante una masa que ahora se nos antoja demasiado
abundante y prieta, ya nadie habla de él. Y algo similar ocurrre con Greta
Thumberg. Parece que el calentamiento global no merece ya ni una sola línea.
Después
tantos días de reclusión , ayer recibí un meme que no tenía nada que ver con la
pandemia. Me pareció un auténtico
anacronismo. Era un buen chiste, hace solo un mes me habría hecho gracia, lo
habría compartido incluso con otros amigos pero ayer...¿que pintaba ese chiste vetusto en mi móvil?
Personalmente
vivo en una paradoja constante. Me cansa y me agobia estar recibiendo constantemente noticias sobre el mismo tema , pero por otro lado, me
cuesta evadirme con asuntos que no tengan nada que ver.
Ayer
estuve hablando con unos amigos mexicanos. Resulta curioso lo
sencillo que es ahora hacer una “videollamada” y las pocas veces que las
hacemos. Hace tan solo un mes nuestras vidas podrían tener aspectos comunes –la
edad , la convivencia, el trabajo- pero es que ahora nuestra principal
preocupación es exactamente la misma: el bicho y sus presumibles
consecuencias en nuestras vidas. Ellos viven en el otro extremo del mundo y ,
si embargo, nuestra conversación fue
similar a la que podría tener con mis vecinos. Cada vez cuesta más creer que todo
volverá a ser igual que antes alguna vez. De pronto todo aquello, ha pasado de
golpe de moda. Otras modas llegarán. No estoy muy seguro de cuánto me apetece
conocerlas.
1 comentario:
Esperemos que lo que venga después no sea demasiado malo y nos apetezca conocerlo pero como has dicho antes en las pandemias sale lo mejor y lo peor de nosotros...
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