Después de tantos años de asumir como buena la
versión “oficial”, parece que va cobrando fuerza una tesis inquietante: Brian
Jones, guitarra de los Rolling Stones que apareció muerto en el fondo de su
piscina, no murió por el abuso de drogas, fue víctima de
un homicidio -quizás involuntario- que se ocultó en aras de una
versión “edificante”.
Parece bastante asumido que Brian Jones era un músico
con mucho talento, aunque las impresiones sobre su personalidad no son tan
unánimes.
El guitarrista dejó a su muerte cuatro hijos y una hija
de distintas madres a las que abandonó.
Algunos de ellos han descubierto recientemente la
identidad de su padre.
Solo dos de sus hijos crecieron sabiendo quien era su
padre, los otros dos fueron dados en adopción y la única mujer que se considera
su hija no puede, sin embargo, demostrarlo. Los padres del músico,
ancianos residentes en un barrio de Cheltenham no reconocen como nietos a los
hijos de Jones.
Llama la atención el manto de silencio arrojado sobre
esta muerte durante más de cincuenta años.
Su muerte siempre ha sido incluida en la larga lista
de los “cadáveres agradables” del rock y los propios fans de la
banda, lo asumimos sin mayores dudas. Parecía evidente que era el “lógico
final” para su estilo de vida.
Pero bien entrada la década de los 2000 empezaron a
salir a la luz algunas evidencias que permanecían ocultas. Supuestas
confesiones en “el lecho mortuorio”, declaraciones “en exclusiva” de su
supuesta hija con nuevos datos, artículos escabrosos en los “tabloides”
británicos con nuevos testimonios mas o menos fiables…
En su autobiografía Keith Richards quita importancia
todas esas especulaciones , aunque no llega a desmentirlas.
El tema ha sido ya objeto de varios trabajos
audiovisuales bastante interesantes como “Stoned, Rolling
Stone original” película dirigida por Stephen Woolley en 2005, “Crossfire
Hurricane”, documental dirigido por BrettMorgen en 2012 y
ahora “Rolling
Stone:Life and Death of Brian Jones” dirigido por Danny García y que
puede verse en Netflix.
La profusión de datos y testimonios que se manejan
permiten sospechar que no fue una muerte accidental. Había mucho interés ,
desde varios frentes, para presentarla como algo
ejemplarizante: “Joven, una vida de drogas y promiscuidad conduce a
esto”.
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