viernes, 19 de julio de 2024

MEGAMIX BRUTAL: ¿VALE TODO?

Quién lo iba a decir. Así que detrás de aquellos max-mixes compulsivos de los ochenta/noventa había toda una historia donde se cruzan la picaresca, el cine kinki y hasta el true crime.                                                                                                                Yo siempre observé desde una distancia perpleja ese fenómeno discográfico que se alimentaba por igual de chiringuitos playeros, discotecas y viajes familiares en coche. Ahora, gracias a la serie “Megamix Brutal, la fiesta eterna”, que puede verse gratis en rtve-play, nos enteramos de que muchos de los éxitos incluidos en aquellos cóckteles eran en realidad versiones calcadas producidas por un grupo de DJs sobreexplotados y mal pagados.                                                                    

La miniserie documental en tres capítulos está muy conseguida y mantiene el ritmo propio de uno de esos megamixes de los que habla. La historia de dos amigos íntimos que terminan odiándose a muerte es todo un clásico que, en este caso, añade el morbo de tratarse de hechos reales. Otra cuestión sería el enfoque elegido y sus implicaciones éticas. Los dos exsocios, protagonistas de este enfrentamiento no cuentan con el mismo trato por parte del director, Rafael de los Arcos. Ricardo Campoy expone su versión de los hechos durante largos minutos presentando a Miguel Degá como un déspota estirado y mafioso. Miguel, por su parte solo aparece con su imagen real en dos vídeos de archivo. El resto de sus intervenciones son interpretadas por un figurante que lo encarna de forma nada sutil: siempre aparece con cara de malo, engominado y fumando un puro. El colmo del despropósito llega cuando juntan a los dos socios en varias escenas, pero solo uno de ellos es real.                                                                                                        Sabemos finalmente que al “malo” le cayeron tres años de cárcel y se fugó en un permiso carcelario, pero nada nos dicen sobre la denuncia contra el “bueno” por apropiación indebida de 70 millones de pesetas. 


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