La orquesta sinfónica salió a tocar desnuda y el publico,
sorprendido comenzó a patear y a protestar airadamente. Entonces , como estaba
previsto, todos los músicos emularon a Pete Townshend y comenzaron a detrozar
enrabietados sus instrumentos estampándolos contra el suelo y saltando sobre
ellos con saña para después rociarlos con gasolina y quemarlos. Una inmensa
hoguera se formó en el escenario mientras los gritos de horror del público se
mezclaban con las carcajadas histéricas de la orquesta.
Entonces el director dio tres golpecitos con la batuta y
volví a la realidad. La impecable interpretacion al contrabajo de la danza ritual del fuego ante un público circunspecto.
2 comentarios:
Esto en el estirado concierto de año nuevo de Viena, no que hace un frío que pela. ¿Qué iban a pensr los japoneses que pagaron un riñón por la entrada hace 10 años para venir este?
Pues no te creas. Comparado con un concierto habitual , el de año nuevo resulta rompedor. Si hasta irrumpen bailarines en plena faena...
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