Citizenfour |
Así que un joven técnico de los Servicios
Secretos estadounidenses se alarma tanto con la labor que le han encomendado
que elabora un plan para contárselo al mundo. ¿Y qué es eso que tanto le
agobia? Pues que millones de ciudadanos son controlados en sus comunicaciones con
la ayuda inestimable de varias operadoras de telefonía y empresas punteras de
Internet.
Según se nos presenta en el documental, El
informador convoca en un hotel de Hong Kong a dos periodistas, Glenn Greenwald y Ewen MacAskill y a la
documentalista Laura Poitras y empieza a largar. La mera filmación de las declaraciones se convierte en documental. Más del 80 por ciento del
metraje es una confesión nerviosa y a ratos paranoica, desarrollada en la misma
habitación durante varias sesiones. El joven habla claro, preciso y crudo:
“La verdad
es que la NSA nunca en su historia ha recopilado más información que ahora.
Conozco la localización de la mayoría de los puntos de intercepción domésticos,
y se que las empresas de telecomunicaciones más grandes de EEUU están
traicionando la confianza de sus clientes, y puedo probarlo.Estamos construyendo la mayor arma de opresión en la historia del hombre, pero los que dirigen estas actividades no asumen su responsabilidad al respecto. El director de la NSA, Keith Alexander, mintió al congreso, y puedo probarlo.
Miles de millones de comunicaciones en EEUU están siendo intervenidas. Para recopilar pruebas de estos atentados, me he centrado en la gente estadounidense. Pero créeme cuando digo que el estado de vigilancia en que vivimos es un privilegio comparado con la forma en que tratamos al resto del mundo. Esto también puedo probarlo”.
¿Y ahora que? Pues ahora la inexorable ley de
Julio Iglesias: “La Vida Sigue Igual”.
Obama ya lo dice, con ceja displicente, en un momento del film: “Los
atentados de Boston demostraron que los ciudadanos ven bien ciertas
restricciones de la privacidad”. Ni enormes manifestaciones, ni dimisiones, ni
siquiera graves consecuencias para las compañías implicadas.
Eso sí, nada es lo mismo ya en el mundoInternet. Pero nada más. El “traidor” está refugiado en Rusia y su propagador
de informaciones comprometedoras, Julian Assange está en la embajada de
Ecuador, atrapado en una maraña legal de la que no puede zafarse.
“CitizenFour” ha recibido el óscar de
Hollywood al mejor Documental, en esa tradición tan americana de permitir
detractores, siempre que den beneficios.¿Tendremos que acostumbrarnos
sumisamente a que nuestras comunicaciones estén disponibles para cuando sea menester?. ¿El gran Hermano de Orwell acabará llegando
por la carretera contraria a la que él preveía? Las ojeras de Snowden en las
últimas escenas (ya en Rusia) parecen marcar en camino.
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