Despreciaba ese comportamiento repugnante.
Ese camelo seboso aspirante a seducción.
Mentir amor y engañar pasión para robar sexo.
Y salir corriendo como un conejo, nada mas sacarla.
Despreciaba esa estrategia inmunda.
Aborrecía lo que acababa de hacer.
1 comentario:
A mi esta historia me suena, pero no en el terreno del sexo.
Los lavadores de conciencias nos pusieron su puta máquina en la cabeza, y aunque sabemos que la culpa no sirve de nada ahí está contra nosotros. "El enemigo soy yo" dijo mi madre que Alguien dijo. Y lo de este personaje tampoco es para tanto. Todos tenemos cosas de las que no estamos precisamente orgullosos. Muchas veces "mentimos" el amor, para conseguir otras cosas. Yo creo que odiarnos no ayuda a que mejoremos, pero...
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