El directo perfecto, la muerte perfecta, el poema
perfecto, el sexo perfecto, la conferencia perfecta, el cuadro perfecto, la
canción perfecta, el colocón perfecto. La luna llena perfecta. Y al
final, todas esas perfecciones alcanzarán el olvido perfecto.
2 comentarios:
Que puede ser el más perfecto de los estados, porque si una llega al perfecto más allí, y tiene que soportar o enterarse que en el aquí le siguen recordando cada dos por tres y además tergiversando sus hechos y sus palabras antes de pasar a mejor (o no tan mejor) vida, la impotencia sentida podría llegar a ser perfecta, porque ¿quién dice que no existan los males perfectos? Uno puede encontrarse mal a la perfección.
Estoy delirando de una forma cercana a lo perfecto.
Oye Roberto, el comentario anterior me lo ha dictado Lisergio que suele venir a mi casa a veces y anda, le ha dado por delirar, dictándome todo eso y quedando él impune de delirio (aunque tengo dudas de que lo que me ha dictado sea un deliro o una obra maestra).
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