La mesa
familiar repleta de invitados. Un Belén con indios y vaqueros. Saltos de esquí
en blanco y negro. Ir con mi abuelo a ver el nacimiento gigante del Hospital.
Petardos, bombas fétidas y polvos de estornudar en unas vacaciones eternas. La
letanía de la lotería surgiendo de toda la vecindad: “veinticincomiiiiiiiil
pesetaaaaaas”. Bromas telefónicas el día de los inocentes: “¿Es ahí donde lavan
la ropa? ...Pues que guarros ¿no?”. Mi tía
Julia corriendo pasillo adelante porque Tom Jones “El Tigre” sale en la telegala
navideña.
Las
muñecas de Famosa se dirigen al portal. El Lobo, que gran turrón. Mi padre y su
jota favorita: “En el alto Pirineo soñé que la nieve ardía / Y por soñar
imposibles soñé/ Que tu me querías”. Mi primer canto en euskera en el coro del
Colegio: “Gabon Gabon Jesús”. Mi prima
Mari Carmen me enseña a hacer una estrella de plata perfecta. “Sirvo con igual
cuidado, al rico, al menesteroso, al portero y al criado. El cartero les
felicita las pascuas”. Viendo con mi abuela Mónica en el cine “Un millón en la
Basura”. Partida de “seises” hasta la madrugada. Mazapanes de Soto, “Royal
Carlton”, según mi padre “el único champán riojano”. Maniobras para cortar el
ladrillo de turrón: trapo, cuchillo y plancha de hierro. Felicitaciones “pintadas
con los Pies”. La liturgia para abrir el cava, avisando a los vecinos de arriba.
Los piques con los amigos por ver quien se acostó más tarde. Las cartas a los
reyes: triciclo, tren eléctrico, proyector “Ricolor”, pistola sideral, “Exin-Castillos”, “Exin-Baloncesto”, “Exkalektrik”...
Tres días
en casa de mis tíos en Bilbao. Mi primo José Mari es mi sherpa perfecto.
Estallido de colores por toda la ciudad. Cascada de estrellas alucinantes en “El
Corte Inglés”. Risas y carreras en las escaleras mecánicas– hasta que un
vigilante nos señala la puerta- .Parque Infantil de Navidad en la feria de
muestras. El paraíso a nuestro alcance. Gargantua es tentación y temor. Lo
miramos con desconfianza. ¿nos metemos por esa boca? Media hora calibrando las
caras –y las edades- de los atrevidos y por fin... la taquicardia. Nos
convertimos en alimento y caca del enorme muñeco. En cuestión de un segundo ya
estamos fuera. Con los amigos del barrio lo exageraré debidamente.
Campanadas
de Nochevieja. Siempre hay alguien que se despista, alguien que se adelanta y
alguien que se atraganta. No falla.
Cabalgata
de reyes. Mi hermano grita desde el balcón: “Una biciiii con timbre y con
banderaaaaa”. Al volver del desfile vemos al vecino, currela del ayuntamiento
disfrazado de rey Gaspar en el portal. Nerviosas explicaciones de mis padres: “estos
no son los de verdad”. Un día tonto, casi a traición, la Sor nos suelta la
verdad de sopetón: “Con siete años supongo que ya sabéis lo de los magos de
Oriente...” No, yo no lo sabía, monja borde.
Se acabó.
Las navidades son para la infancia. Rota la magia solo quedan los excesos. Mucho
mas tarde, con mis hijas, la recupero un tanto.
Las primeras
palabras que vi escritas en euskara: Zorionak eta Urte Berri on.
Pues
eso mismo.
7 comentarios:
Jjejeej, solo te han faltado el CineExin, la sidra el Gaitero y los mantecados De la viuda. Turrones el Lobo que recuerdos. :-)
Qué bonita era la navidad de críos. Sólo te ha faltado Pepe Isbert buscando a Chencho. Jaaajaja.
JEJEJE, pues alguien me comentó recientemente que a Chencho lo van a recuperar para una película en la que NO aparece...
Brindo para seguir leyendo relatos y microrrelatos el año que viene!
Un abrazo "para el que los escribe" y para los que los leen.
Txin Txin!!
ZORIONAK amigo, besos a la "negra" :-)))
Oi! Oi! Oi! desde Santurtzi
Nano
OI OI OI OI!!! Ese pedazo de Nano. De la que te vea te voy a dar un cabezazo que te voy a dejra sin ideas... (si es que tenías alguna) ;-) Oiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
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