jueves, 23 de julio de 2020

DE TRUCOS Y MAGOS

A veces la vida me regala días especiales. La semana pasada estuve presentando en Bilbao un acto realmente singular: el “Demoday de emprendimiento musical” o dicho de otro modo, la gala final de un curso en el que 21 proyectos musicales –elegidos entre más de ochenta- recibieron la asesoría de productores y expertos en sonido, imagen y márketing, entre otros, durante tres meses. En el acto, diferentes grupos y solistas nos iban contando sus conclusiones y cual sería su estrategia de cara al futuro. Un flipe. ¿Te imaginas? Mi nombre es fulano, represento al grupo Los Menganos, mi estrategia de márketing es esta, la imagen que vamos a dar es esta otra, nos queremos dirigir a un público de éstas características, para 2021 nuestros objetivos son estos... Como ya dije durante la presentación, en realidad, todo artista que ha querido triunfar en la música ha tenido su propio “proyecto de emprendimiento”, llámese este Mocedades, Joan Manuel Serrat o Eskorbuto. Todos los que hemos soñado con triunfar en ese campo hemos tenido que tomar decisiones al respecto: ¿hacemos videoclip? ¿con quien? ¿para que organismos tocaríamos gratis? ¿Ponemos al cantante más grande en la foto? ¿Y si nos metemos con la iglesia? Este tipo de decisiones suelen ser tomadas en la intimidad o diseñadas –en casos privilegiados- por un manager. Pero no suele ser muy aconsejable descubrir en público todas tus intenciones. Se supone que tu propuesta debe ser lo suficientemente atractiva para que sean ellos, público y crítica los que te pongan las etiquetas, las definiciones y el puesto que mereces en el ranking. La famosa “autenticidad” es algo, todos lo sabemos, que no nace de la tierra. Hay que regarla, ponerla al sol y cuidarla... pero después hay que esperar a que florezca en todo su esplendor, algo que no siempre ocurre. Escuchando las ponencias de los artistas del “Demoday”, impulsado por la fundación Paideia y la Escuela de Organización Industrial volaba a ratos mi imaginación... “Buenas noches, mi nombre es Johny Rottem. En realidad me he puesto ese sobrenombre de Rottem (podrido) porque me parece muy indicado para mi estrategia. Vamos a hacer un grupo punk que ponga nerviosos a los burgueses pero también a los hippyes. Para ello sacaremos una canción que llame fascista a la reina y , sin duda, la prohibirán. Después trataremos de ir a un programa de máxima audiencia en televisión y soltaremos tantos tacos que se montará un escándalo a nivel nacional y echarán al presentador...en fin , a ver si hay suerte y se cumplen nuestros sueños”. Uno de los artistas más originales de los que se presentaron, Pablo Ríos, me insistió, después del evento, en que le diera mi impresión. Tal como le dije a él, te lo digo a tí ahora: Sin duda muchos habréis aprendido mucho y a algunos os vendrá muy bien. Pero en todo momento tuve la sensación de que erais como magos que enseñaban en público sus trucos.

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