Todo estaba a punto. Había llegado el gran momento. Las canciones estaban seleccionadas, grabadas, mezcladas y a gusto de todos. Iñaki Bilbao había dirigido el proceso en sus estudios de PAM-POT, pioneros en el Bilbao de los ochenta, donde tanto quedaba por hacer. Ya había sello discográfico, el grupo contaba con una formación estable y sonaba engrasado, tras batirse el cobre en numerosos directos. Se habían ganado el favor de un número considerable de seguidores, la portada estaba lista, nada podía fallar.
En realidad, nunca supe la causa concreta de que el disco
nunca viera la luz, pero el caso es que, de un día para otro, las expectativas
creadas se fueron al carajo y el flamante disco estreno de Bahia de Kotxinosdurmió durante décadas el sueño de los justos. La banda pasó a formar parte de
la abultada lista de grupos “de culto” o “malditos” y su disco se quedó en
“maqueta” per secula seculorum.
Bueno no. Como os decía al principio, resulta que ahora lo
tienes entre tus manos. ironías de la vida. Me encantaría que esto fuera
como aquella película de “Sugar Man” en la que un supuesto cantante fracasado
triunfa con su disco en tierras remotas sin que él llegue a enterarse hasta
muchos años después. Imagínate: resulta que treinta y tantos años después
de su grabación, sale el disco de Bahia de Kotxinos y tiene tal éxito que la
banda tiene que volver a los escenarios y triunfa allá donde va. Todo el mundo
descubre al desgarbado de Alberto Yanes “Yanki” y sus compulsivos shows al
micro. La crítica local se rinde ante los ritmos de pop-punk machacados por
Javi Losa al bajo, Iñaki Garro a la guitarra y -en este disco- Ernesto Alava a
la batería. En esa película fantástica tendrían también cabida escenas
inolvidables para mí: aquellos bolos de Barcelona y Granada, cuando nos colamos
de noche en la Alhambra y acabamos de animada cháchara cannábica con el guarda
jurado. Se recrearían aquellas sesiones en casa de Pako Eskorbuto donde
salieron, casi de tirón “Locura General” y “Voy a Volar el Tren de Santurce a Bilbao”
con Josu Expósito a la guitarra y Javi Losa al Bajo (junto al propio Pako a la
batería). Temazos inolvidables como “Tribus” o “Los Ciegos” conocerían días de
justicia poética. También “Yo maté a Julio Iglesias” con letra de Gabriel
Vecino o “Radio Subnormal”, que les escribí yo para su única versión del “I
Like My Baby” de Rezillos.
En esa vuelta multitudinaria se haría justicia con una banda
que contaba sus bolos por fiestas, que arrastraba con ellos a una troupe super
loca y que supieron como pocos conjugar aquello de la “Fiesta y Rebeldía” que
marcó los ochenta en Euskal Herria.
Los cuentos de hadas son raros en el mundo real, pero ¿Quién
podría soñar con esta edición tanto tiempo después? Sea como fuere
bienvenida sea esta edición tardía, billete de vuelta a un tiempo irrepetible
donde todo parecía posible.
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