lunes, 22 de enero de 2018

NOTAS


Por recomendación de una amiga vi en Youtube un curioso experimento. Era parte de un documental titulado “Como nos emparejamos” y trataba de descubrir las claves de la seducción entre las personas.
Diez hombres a un lado y diez mujeres en frente. Todos los seleccionados poseen un atractivo mediano y están vestidos con un chándal gris y gorros de baño. A cada uno de ellos se les ha puesto un número en la cabeza. Están numerados arbitrariamente del uno al diez y eso, curiosamente condiciona decisívamente la prueba.
A los participantes se les pide que vayan eligiendo pareja en el grupo que tienen en frente. Nadie sabe cual es su propio número. La elección se ve condicionada por dos curiosas variables: la valoración que uno tiene de su propio atractivo y el número al que creen poder aspirar. El número cinco de las chicas se emparejará con el cinco de los chicos y todos los demás acaban haciéndolo con otro número similar.
Aunque los números adjudicados no significaban realmente nada, de pronto, marcaban diferencias importantes.
Las notas que ponemos. Las notas que nos ponen. Y no solo por el aspecto físico. Inevitable. Si, podrás decirme aquello de “yo juzgo a todo el mundo por igual”, pero la realidad suele ser otra. Los bebes suelen ser adorados por padres, abuelos y todo tipo de vecindario. Ahí los tienes con su 10 bien grande en la cabeza. Aunque luego hay otros abandonados, maltratados, despreciados. Ya desde niños les será difícil subir nota.
Ese niño querido, irá comprobando que esos puntos iniciales de regalo se irán haciendo más difíciles de lograr con el tiempo. Tu belleza, tu simpatía, tus posesiones, tu inteligencia, tu suerte, tus logros, tu simple origen... hay muchas variables en la puntuación. Llegar a viejo con nota digna para quienes te rodean es todo un reto; un difícil reto.  
No tienes mas que abrir el periódico y enseguida las notas aparecen sobre los rostros de las fotografías: Rodrigo Rato, Patxi López, Inés Arrimadas, Los menores pixelados, Woody Allen, Lucía Etxebarría... Esos mismos rostros tendrían , seguramente, una nota distinta hace meses. Ahora unos tienen más y otros menos, según cada calificador. Yo diría que hasta en la cara se les nota si están en época de suspenso o de notable... “Mi mujer me abandonó y hoy no ha parado de llamarme”, decía uno de los premiados con el gordo de la lotería. De un día para otro, su puntuación se había disparado.
Ahí tenemos a –pongamos- Nekane, cuando la conocí llevaba un ocho en la frente, después, cuando fui descubriendo su tendencia a hablar mal de todo el mundo bajó a cinco, pero después de pasar una temporada en Latinoamérica volvió con un corte de pelo, una ropa y una soltura que la acercaban continuamente al nueve. La he visto recientemente y estaba con tipo estúpido y maloliente al que –no lo pude evitar- le vi un tres en la cabeza. Ella también, inevitablemente, bajo hasta un cinco raspado.
En los ojos de amigos, familia, compañeros de trabajo y  encuentros puntuales puedo adivinar la nota que –inevitablemente- me ponen. A veces incluso creo detectar cuando sube y cuando baja la cifra. En algunos casos resulta evidente cuándo soy para ellos un suspenso andante o un admirable notable.
Y no, la muerte tampoco termina con las malditas calificaciones. A menudo los muertos tienen mucha mejor nota social que cuando estaban vivos. Que os voy a contar que no sepias...



            

4 comentarios:

habie dijo...

bueeeeeno Rober, los mejores muertos los que toman cañas, salud

nineuk dijo...

¡Hostias...un 10 Habie!!

Anónimo dijo...

Añádele a eso la omnipresencia de las redes sociales y los teléfonos "inteligentes"... (-> ver el capítulo Caída en Picado de Black Mirror).

nineuk dijo...

Excelente capítulo (y serie en general) A mi me causó más miedito el del niño pajero y el del novio hinchable en la bañera...