lunes, 27 de abril de 2020

ES LA GUERRA

Es la guerra. Así lo han asegurado una y otra vez en los comunicados oficiales usando frases del tipo “entre todos venceremos” o “ cada uno en su trinchera” . Así lo evidencian las comparecencias  oficiales donde hemos visto más uniformes militares y divisas que batas blancas.  
Pero esta guerra no tiene trincheras ni refugios antiaéreos, ni armamento pesado, ni desfiles militares y el enemigo, para el común de los mortales, es invisible.  El ejército regular se dedica a fumigar aeropuertos y la policía a perseguir sospechosos de pasear barras de pan. Los héroes son ahora los sanitarios y los aplausos de las ocho son una manera de mantener la moral de la tropa. Las sirenas y los cánticos posteriores son los nuevos himnos marciales.
Como en toda guerra ordinaria, el departamento de propaganda es fundamental. Su labor consiste en inyectar moral a las tropas, ridiculizar al enemigo y evitar disidencias, quizá por eso le salió tan espontánea al general Santiago su polémica frase: “minimizar el clima contrario a la gestión del Gobierno” , son esas cosas a nadie extrañarían  si se tratara de una guerra al uso. Pero ahora (dejando a un lado teorías conspiranoicas) no nos ataca ningún país. Es como si nos atacaran los extraterrestres, es una especie de guerra contra la humanidad y como decía el expresidente uruguayo José Mujica “lo que ahora nos jugamos en nuestro futuro como especie”.
Me encuentro con un amigo en la cola del pan, que da la vuelta a la manzana. Yo voy con mascarilla y él lleva una de esas protecciones acristaladas que le dan cierto aspecto futurista. Hace poco más de un mes celebrábamos juntos en el bar la clasificación del Athletic para la final. Es inevitable, vernos con esas pintas nos hace sentir gilipollas, como si fuera absurdo lo que hacemos.  “Lo que hacen algunos para evitar la final vasca” (juas, juas, juas).   
El enemigo tiene diferentes versiones, según el informativo del que se trate. Unas veces es una bola como de gomaespuma, de color rosa-chicle, con unos tentáculos muy largos. Otras aparece como una esfera grisácea  con matas aisladas de peluche granate. La versión más fea nos lo pinta en blanco sobre negro, moviéndose en grupo y con unas extremidades de aspecto vagamente arácnido. ¿Por qué el bicho tiene un color y un aspecto diferente según el informativo del que se trate? Otro misterio más.
Lo cierto es que esas bolas trompeteras no nos atacan desde el espacio exterior. Pueden estar en el cepillo de dientes, en la ropa , en la comida, en el libro que estás leyendo. Las únicas armas eficaces en esta guerra son las medidas para evitar contagios y la investigación científica, asuntos  poco vistosos, poco rentables electoralmente.  “Reconstrucción es la palabra que debe unirnos a todos” decía pomposo Pedro Sánchez el sábado. El lenguaje bélico una vez más. Pero ¿De verdad podemos hablar ya en términos de posguerra? .    
            

3 comentarios:

Antxon Rabella dijo...

No Roberto, no podemos hablar de posguerra en absoluto. Es esa otra de las especulaciones insensatas de las que hablas cuando nos las presentan como próximas a la certeza

nineuk dijo...

Si hay algo realmente en crisis eso es la "certeza". Escasea mucho en estos días.Aunque pretendan aparentar otra cosa.

UFA747 dijo...

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