Jorge Martinez (Ilegales) |
Acertar con tu primer trabajo suele ser esencial en la carrera de una banda de rock. Los asturianos ILEGALES lo consiguieron con creces con aquel primer disco homónimo que sonó por todas partes en el agitado 1983. La combinación de factores era irresistible: canciones potentes (“Hombre Solitario”, “Tiempos Nuevos, Tiempos Salvajes”, “Yo Soy Quien Espía los Juegos de los Niños” …) textos incorrectos que paseaban por el lado salvaje de la vida, ritmos contundentes que calentaban el ambiente y sobre todo él: Jorge Martínez, genio y figura, con su voz ronca inconfundible y sus guitarras afiladas. La portada de aquel disco imprescindible ofrecía la imagen de un hombre a punto de descerrajarse un tiro en la sien. Lo dicho, un coctel letal que no paró de sonar durante años y que siguió conteniendo, a lo largo del tiempo, las canciones más solicitadas de la banda. Ahora hemos sabido que la casa de discos Zafiro rechazó aquel misil sonoro y la CBS lo acabó publicando por expresa recomendación del cantante Víctor Manuel. Asturian power.
La ascensión de Ilegales vino acompañada de la leyenda negra que rodeaba a su líder indiscutible. Historias de violencia y desfases de todo tipo que se extendían como la peste y contribuían a dotarle de una fama de tipo peligroso. En 1985 compartimos cartel en la extinta feria de muestras de Bilbao. En los camerinos me encontré con un hombre tranquilo que hablaba con un lenguaje muy culto y que conocía muy bien a nuestra banda y a todas las que funcionaban entonces por aquí.
Nada más salir a escena se presentó así: “¡Somos los
ilegales y no nos lavamos nunca, cuando arrojo los calzoncillos contra la pared
se quedan pegados!”. El trio estaba entonces en plena forma y mantuvo el nivel
alto durante toda su actuación. Recuerdo otro “speech” memorable en aquel show,
que fue recordado largamente en el seno de nuestra banda: “cuando era pequeño
yo era pacifista. Pero me partieron la cara y dejé de ser pacifista. Ahora me
estoy forrando y ¡vuelvo a ser pacifista!”. Cuando estaban tocando su último
tema alguien les arrojó un objeto y Jorge dejó la guitarra y se lanzó en
plancha hacia el público para liarse a puñetazos con el supuesto sospechoso. La
leyenda continuaba.
Aquel primer disco abrió grandes expectativas, pero el segundo “Agotados de Esperar el Fin” resultó bastante decepcionante. Da igual. Ilegales tenían ya todo lo que una banda necesita para lograr una larga y fructífera carrera: un puñado de buenas canciones y un mito bien labrado a base de sucesos, no siempre reales, que van aumentando la leyenda en conversaciones tabernarias.
De la mano de Chema Veiga y Juan Moya llegaba en 2017 “Mi VidaEntre Las Hormigas”, un documental disponible ahora en varias plataformas y que resulta de los más entretenido. El protagonista, inevitablemente es Jorge. Un hombre que ha marcado a cuantos se han topado en su camino y que encarna en su persona buena parte de las grandezas y miserias de la época que le ha tocado vivir: por ahí van pasando todos: el supuesto Jorge violento, el divertido, el estudioso, el disparatado...
Ha sido el más punk sin necesitar cresta, el más
mod sin necesitar scooter y el más rocker sin lucir tupé. Un hombre que
despierta grandes odios y admiraciones, pero al que todos respetan. Un hombre que
vive solo, en una casa repleta de recuerdos de familia, rodeado de sus
guitarras y sus soldaditos de plomo, que dice descender de una familia de
guerreros y que está dispuesto a seguir dando guerra mientras le duren las
fuerzas. Un personaje controvertido sí, pero por encima de todo un tipo único
que nos ha hecho disfrutar a modo.
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