Estaba en el imaginario colectivo, pero, por supuesto, tuvo
que ser el Fary quien supiera verbalizar
la teoría del “hombre blandengue': "Ese que
va con bolsas de la compra o empujando
un coche de bebé. Lo detesto. Además, las mujeres son muy pícaras y al darse cuenta de que
tienen al lado a un hombre débil, lo rechazan... "
El Fary era, sin duda, portavoz de una mentalidad en crisis,
pero que sigue más viva de lo que a veces creemos. En ese mundo-Fary la mujer
nace para el hogar y el hombre para llevar el sustento. El dinero decide quién es dueño y quien criada. En el Viejo Mundo-Fary
los hombres deben ser duros, fuertes y muy machos. Las mujeres, en cambio, laboriosas (sin cobrar), sumisas y bellas. Los roles
se reparten con el nacimiento y perduran para siempre. En ese mundo los niños
son "campeones" y las niñas "princesas". Un hombre ambicioso es aplaudido, una mujer ambiciosa no es
fiable.
Usando la ironía, el músico Iñigo Muguruza proclamaba en una
entrevista, poco antes de morir, su "blandura": "Yo soy ese
hombre al que Fary odia, yo soy ese hombre blandengue". En el magazine
'Boulevard' de Radio Euskadi, una vez a la semana, analizan qué comportamiento
debe tener el 'hombre blandengue' en diferentes situaciones.
Junto a otros tantos símbolos, la 'masculinidad' también
está en cuestión. Con el fin de clarificar nuestro rumbo, la Diputación Foral
de Bizkaia ponía en marcha recientemente
una campaña bajo el lema "queremos tíos buenos” (“tipo apartak” en euskera) porque "son hombres que respetan, valoran
y apoyan, comparten y reconocen y, al mismo tiempo, no controlan, ni humillan, ni
insultan, ni agreden ni matan".
Resultaba sorprendente que, en algunos periódicos, el mismo día, al pasar
la página apareciera otro anuncio, firmado por Ecovidrio, en el que
José Luis Korta, vestido con uniforme militar, nos ordenaba reciclar el vidrio de forma amenazante, echando mano de la más
rancia y anticuada "masculinidad".
Y yo me pregunto ... ¿cuál es realmente el hombre
'blandengue'? ¿El que es capaz de hacer compras, poner lavadoras, cocinar,
limpiar y cambiar enchufes? ¿El que quiere participar en la educación de su prole y es capaz de disfrutar con ello? ¿ el que comparte obligaciones y derechos con las
mujeres?. ¿El que se emociona con
facilidad, como Pablo Iglesias?. Ya sé
que esa denominación se utiliza con coña,
pero es que yo niego la mayor: Para mí
los blandengues son los que prefieren vivir en una pocilga por no limpiar; los
que piensan que la educación de sus hijos es cosa “de ellas”' – a menudo porque
les asusta implicarse--; los que, cuando se quedan viudos, tienen que buscar pareja, porque no son capaces de valerse por
sí mismos; los que son tan valientes como para pegar a una mujer. Hombres
“ blandengues”, “tipo apartak”, “tíos buenos”, nuevas masculinidades... ¿y qué tal, simplemente, personas
decentes?.
4 comentarios:
Gran reflexión. Viva el tío blandengue que el Fary despreciara. Ojalá hubiera más encantados de sentirse seres humanos iguales que los seres humanos del sexo opuesto.
Y que no suelen ser blandengues, precisamente. las mujeres que he tenido cerca, en general, han sido bastante más duras que los hombres.
Vaya torito ay torito guapo... Como se entere el Torrente que andáis criticando a su Fary sus apatrulla bien apatrullaos. ‹(•¿•)›
El Fary al menos decía claramente lo que pensaba. Sirve para identificar un modo muy extendido de pensar, pero no pretendo , para nada, centrar el debate en su figura.
Publicar un comentario